El breve retorno de la serie Expediente X a la televisión ha terminado esta semana con la emisión del último de los seis episodios que formaban parte de esta mini décima temporada. Los nuevos capítulos han supuesto una de cal y otra de arena. Por un lado decepción, porque éstos, admitámoslo, no han sido de lo mejor de la serie. Pero, por el otro lado, cierta esperanza porque tras el final queda bastante claro que Chris Carter tiene intención de hacer una nueva temporada en la que se corregirán errores del pasado y lo que hemos visto sólo es un aperitivo. Cuándo llegará es algo que dependerá de las agendas de David Duchovny y Gillian Anderson, sobre todo de esta última que atraviesa una etapa de esplendor en su carrera profesional.

A lo largo de esta décima temporada, en todos los episodios ha estado latente un gran cabo suelto que quedó en el aire tras el final de la serie en el año 2002: ¿Qué fue de William, el hijo de Mulder y Scully? Alguno hasta se preguntará, ¿ah es que Mulder y Scully tuvieron un hijo? y hasta pensarán que estoy soltando un spoiler. Pero la verdad es que se trata de una las claves del final de la serie, por aquella época en la que Tele 5 la acabó programando a las tres de la madrugada hasta que desapareció de su parrilla, por lo que sus fans tuvieron que recurrir a las plataformas de pago para seguir disfrutándola (y a otras vías menos legales). La historia del pequeño William es una trama que ha estado gestándose casi desde el inicio de la serie. Concretamente durante la abducción de Dana Scully, en la segunda temporada, momento en que las personas que mueven los hilos de la conspiración pudieron obtener los óvulos de la agente del FBI. Al final de la séptima temporada, la persona que era abducida y desaparecía era Mulder mientras que Scully descubría que estaba embarazada y que el padre de su retoño es su compañero del FBI. Cómo fue concebido el hijo de la pareja protagonista de la mayor historia de tensión sexual no resuelta de la televisión es algo que se nos ha contado con ambigüedades. En la serie se insinúa que Mulder y Scully pasaron una única noche juntos antes de la desaparición del primero. Sin embargo, en la octava temporada también se desvela que Scully se sometió en el pasado sin éxito a varias operaciones de fecundación in vitro con Mulder como donante. Todo apunta a que la concepción ha sido obra de los extraños trabajos de manipulación genética de los conspiradores.

La historia del embarazo está llena de referencias bíblicas. La concepciòn del niño puede considerarse como milagrosa con una madre virginal, a lo que se añade que el pequeño puede ser un futuro mesías cuando llegue el momento de la invasión extraterrestre. Los científicos que estaban detrás de la conspiración experimentaron con ella para concebir un niño especial que pueda ser clave para la resistencia de la humanidad. El primer híbrido humano-extreterrestre nacido del vientre de una mujer. El ADN extraterrestre de William le permite tener habilidades tales como la telequinesis. El momento del parto fue uno de los momentos culminantes de la octava temporada, donde Scully era perseguida por un supersoldado extraterrestre, tan imparable e imposible de matar como un Terminator, y que intentaba impedir a toda costa el nacimiento del niño. El pequeño nace en un establo, al que Mulder puede llegar ya que le conduce una extraña luz en el cielo y donde los Tiradores Solitarios actúan como los Reyes Magos. (Jamás te lo perdonaré Carmena, risas).

El nacimiento de William traía una nueva esperanza a la humanidad. Sin embargo, toda esta trama se la cargaron de un plumazo cuando en la novena temporada Scully decidió dar al niño en adopción. Una dura decisión porque ella comprende que sus perseguidores jamás dejarán de ir a por ellos y no podrá protegerle, con lo que la adopción es la única manera que se le ocurre para ponerlo a salvo. Y la serie siguió como si no hubiera pasado nada. Como si a los conspiradores les fuera a costar mucho saber dónde estaba el niño. Eran los tiempos de la decadencia, con Mulder fuera del reparto, hasta que finalmente se decidió que Expediente X ya no se renovaría. Duchovny hizo un regreso estelar para el episodio final. En 2008 hubo una nueva película para la gran pantalla, que fue una decepción absoluta, en la que Mulder y Scully tienen alguna escena hablando del hijo que perdieron.

Años después, los ejecutivos de la Fox y el equipo de la serie han decidido rescatarla y en estos episodios ha quedado en todo momento claro que William va a volver. El niño debe tener ya doce años y durante este tiempo Scully no deja de dar vueltas a la idea de que se equivocó y que debería recuperar a su hijo. En el final de la serie todo ha quedado abierto con un gran cliffhanger, del que se desprende que la clave de todo está en recuperar a William. Un error del pasado que puede ser corregido. Error de Scully por pensar que así pondría a su hijo a salvo y error de los guionistas porque nunca se deberían haber deshecho de este este personaje tan alegremente.

En cuanto a los seis episodios de esta nueva temporada hemos tenido un pequeño batiburrillo que pretende ser una muestra de lo que sería Expediente X si regresara a la televisión hoy de manera regular. El primer capítulo arranca con un de esos giros que tanto les gusta a esa serie en la que se carga todo lo que creíamos saber sobre la conspiración extreterrestre y nos da un nuevo enfoque, pero a cambio nos regala a un Mulder más escéptico y cínico. Este arranque permite que los expedientes X sean reabiertos y Mulder y Scully puedan reemprender sus investigaciones después de tantos años como si no hubiera pasado nada. Durante estas semanas, hemos tenido episodios en los que la historia de la gran conspiración avanza, en el prmero y el último, mezclados con otras historias del "monstruo de la semana". Hasta dos de ellos tienen esos guiones autoparódicos en los que a la serie tanto le gusta reirse de sí misma. Hemos visto dos nuevos personajes que podrían ser los herederos del legado de Mulder y Scully, los agentes Miller y Einstein, en el caso de que los dos actores no quisieran permanecer en este barco. El regreso de Expediente X abusa un poco del factor nostálgico y da la sensación de que sus grandes momentos quedaron atrás. Si comenzara de cero, sería otra serie más y poco habría que la distinguiera de sus competidoras de no ser por su glorioso pasado. Sin embargo, mantiene las puertas abiertas para que no perdamos la fe y seguir regalándonos nuevos momentazos si se consolida su retorno.