Jamás pensé que volver a ver un anuncio de Coca Cola que habré visto miles de veces me pondría la carne de gallina. Para aquellos que ya hayan visto el final de Mad Men sabrán de lo que estoy hablando. La serie de los publicistas de los años 60 nos han dejado esta semana, aunque el episodio final se emitirá en España la próxima. Don, Betty, Sally, Peggy, Joan, Pete, Roger y otros tantos personajes inolvidables nos han abandonado para siempre para vivir sus nuevas vidas, esta vez sí, y han escrito un capítulo con letras de oro en la historia de la televisión.

No ha sido un final convencional, ni tampoco uno de esos finales abiertos que provocan airadas reacciones de fans en las redes sociales. No es el fundido en negro Los Soprano. Ha sido un final fiel a la esencia de la serie. Una primera reacción es la de no saber exactamente lo que acabas de ver. Luego es el momento de recomponer las piezas del puzzle, sacar las propias conclusiones y bucear abiertamente en Google sin temor ya a que nadie te destripe nada. Aunque tampoco debe ser un final tan abierto porque hay bastante unanimidad en la interpretación de lo ocurrido. Y por si quedaba alguna, Mathew Weiner (el creador de la serie) ha confirmado que sí, que así es como acaba todo. Ya dije hace muy poco que el final de Mad Men no podía ser que Don Draper se lanzara desde lo alto de un rascacielos para acabar con su vida, aunque los trágicos acontecimientos del penúltimo episodio parecían haberle puesto en esa dirección.

A partir de ahora entramos en el delicado tema de los spoilers, por lo que, si eres de los que está esperando a la emisión doblada al castellano del episodio final y aún no lo has visto, estás avisado. Todo este segundo tramo de la última temporada ha sido un viaje final de una vida de todos los personajes, para colocarles ante un nuevo comienzo. Mathew Weiner ha ido contando su historia de forma pausada y sin sobresaltos. De hecho, ante el ritmo de los primeros episodios de esta temporada final parecía que no nos iban a poder contar todo. Para la mayoría de los personajes, se ha tratado de un final cerrado sin interpretación posible. Sólo en el caso de Don, la cosa parece haber quedado un poco más abierta.

Estos siete últimos capítulos han sido la historia del viaje de descenso de Don Draper hasta tocar fondo para luego volver a levantarse y comenzar de nuevo. Poco a poco, semana a semana, hemos visto al protagonista ir perdiendo absolutamente todo. Megan lo abandona definitivamente sin esperanza para la reconciliación. El piso acaba totalmente desmantelado. La agencia de publicidad acaba siendo absorbida por McCann. Es en este momento, durante una aburrida presentación de una de las últimas campañas de cerveza cuando Don se levanta y se marcha. Sin despedirse de nadie, sin dar ninguna explicación. Literalmente, el hombre que adoptó una identidad que no era la suya manda todo a la mierda. Así comienza un viaje que termina en California, en el que durante el camino se irá desprendiendo de sus posesiones y acaba prácticamente como un vagabundo. Su coche, sus elegantes ropas y otras cosas que no contaremos por no destripar absolutamente todo. Hasta incluso deja de ser Don para volver a abrazar su vieja identidad de Dick. La sensación era como si sus mejores años hubieran quedado atrás y ahora asistíamos a su descenso a la decadencia. Así llegamos a una comuna hippy de California, donde Don Draper termina tocando fondo literalmente y le vemos abrazado llorando junto a otro paciente en una sesión de psicoterapia. Ya le hemos visto despedirse por teléfono de las mujeres de su vida. De su hija Sally, de Betty y de Peggy. "Llamaba porque no me despedí de tí y me pareció que eso no estaba bien". Daba la sensación de que ésta iba a ser su última conversación con su alumna aventajada. Y así es como llegamos a los planos finales del último episodio, donde vemos a Don participando en una clase de meditación con otros miembros de la comuna. De repente, comienza la música de la campaña de Coca Cola y vemos el clásico anuncio de los años 70. El plano cambia a la cara sonriente de Don Draper que ha visto las imágenes del anuncio en su cabeza. Fundido a negro y pasamos los títulos de crédito del final.

Tenemos dos opciones:

1) Don Draper decide que ya está bien de tanto whisky y copas a palo seco tras descubrir los placeres de la Coca Cola.

2) Don Draper resurge de sus cenizas y regresa a la agencia donde concibe la mayor campaña publicitaria de la época.

¿Con cuál te quedas?