Mad Men Mad Menacaba. Tras 942 cigarrillos, 369 bebidas, 18 porros, catorce golpes, 18 amantes y nueve secretarias de su protagonista la serie ambientada en los años 60 sobre una agencia de publicistas echa el telón. Los datos son las estadísticas de la serie que ha dado a conocer su productora ante el estreno de la segunda parte de su última temporada. Desde hace dos semanas, los ocho últimos episodios ya se han empezado a emitir y en España ya pueden verse en versión original. En muy pocas semanas pronto sabremos cuál es el destino final de Don Draper, el glamuroso protagonista y galán rompecorazones interpretado por Jon Hamm. Y también comprobar si de una vez por todas su actor recibe el premio Emmy por su interpretación, después de haber sido ignorado sistemáticamente en todos los galardones. Y es que son muchos los que creen que el actor jamás va a conseguir salir del encasillamiento de este personaje.

Mucho se está especulando durante estos días sobre cuál va a a ser el final de la serie. Una de las posibilidades hacia las que más se están decantando otros blogueros es la de ver saltar al vacío desde la ventana a un Don Draper acabado y que eso es lo que capítulo a capítulo hemos visto en los títulos de crédito. En mi opinión, Mad Men siempre ha sido una serie donde nada es lo que parece, motivo por lo que pongo en cuarentena la versión del suicidio. Otros han hablado de unos episodios finales ambientados en la actualidad y mostrando a los miembros del reparto envejecidos. Salvo que la sorpresa se la estén guardando para el último episodio, nada de esto parece que vaya a ocurrir, dado el tono pausado con el que ha empezado esta minitemporada.

Los datos de audiencia de estos episodios están resultando más bien discretos, pero Mad Men tampoco ha sido una serie de públicos masivos. Parece que algunos se apuntan por puro postureo. Repiten las buenas críticas que han leído sobre ella, pero no han visto ni un solo episodio. Otra serie de postureo es El ala oeste de la Casa Blanca, porque a juzgar por algunas de las críticas que he visto sobre el final de The Newsroom diría que poco han visto del creador de ambas, Aaron Sorkin.

Pero volviendo al desenlace de Mad Men, ocurra lo que ocurra, mi pronóstico es que va a ser un final polémico. Como lo fue en su día el de Los Soprano, o lo fue el de Lost. Seguramente la resolución que Mathew Weiner tiene pensada para sus personajes no será la que muchos se imaginen, o al menos es lo que espero . Mad Men no es una serie de ritmo trepidante, ni de giros inesperados de guión. No es una serie de spoilers porque lo importante no es tanto lo que pasa, sino cómo pasa. Es una serie en la que aparentemente nunca pasa nada y la miga está en cómo interaccionan sus personajes, sus conflictos internos, las atmósferas y los ambientes. A través de sus imágenes vemos con otra mirada lo que fue la década de los 60 y cómo el racismo y el machismo seguían latentes en la sociedad norteamericana. En pocas semanas, Mad Men cerrará el telón y pondrá otro broche de oro en la reciente historia de la televisión. Centenares de producciones mediocres tratarán de hacerse con el título de la nueva Mad Men y ninguna lo será. Ya vimos hace poco algunos burdos intentos como Pan Am o The Playboy Club, que no lograron pasar de su primera temporada. Como ninguna consiguió ser la nueva Lost, ni The wire, ni Los Soprano. Todas ellas consiguieron su ascenso por sí mismas y la sucesora real que cubra su hueco lo será por méritos propios.