Comienza la cuenta a trás de este blog, quedan solo 10 maneras para llegar a la 100 y hoy quiero hablaros de lo que ha movido al mundo durante miles de años: la conversación.

Es de una conversación de donde nacen los proyectos, los cambios, los avances, los amores, las relaciones humanas. Si algo nos diferencia de los animales es nuestro complejo lenguaje, nuestra capacidad de hablar para ser entendidos y el dominio del arte de conversar. Un arte ancestral de transmisión de sabiduría que en estos momentos se encuentra en profunda crisis por varios factores:

El abuso de la tecnología

La adicción al móvil te saca de las conversaciones las hace fragmentarias y deslavazadas, las pone en peligro y las empuja hacia la superficialidad.

La falta de prioridad

Si ejerces una mala gestión de tu tiempo te impide mantener conversaciones pausadas, profundas, intensas.

Image by Julien Pacaud

El entorno

Muchas veces te quedas incrustado en un entorno que no te aporta y al que ya no puedes aportar, que no comparte tus intereses ni tus objetivos. Un entorno que deja de hablar tu idioma y por tanto con el que no se puede extraer conversaciones que tanto a ti como a ellos os hagan evolucionar.

No sé de qué hablar

Cuando no tienes tema de conversación con alguien, directamente es mejor no hablar. Has de hacerte resistente al silencio o aprender a marcharte cuando sabes que no hay posibilidad alguna de entablar una conversación.

Una buena conversación necesita de tiempo por delante, de un espacio favorable y sobre todo de estar cerca para poder conectar con el corazón. Por teléfono o por Skype se puede hablar, pero la verdadera comunicación necesita de presencia, necesita de compartir tu campo electromágnetico, por el cual también se transmiten sensaciones más allá del lenguaje.

Si no conectas con tu sentir la conversación desciende a la categoría de reunión mercantil o técnica, simplemente un intercambio de información en frío que tiene sus fines pero que no deja la huella que puede dejar una verdadera conversación.

Puedes estar hablando con la misma persona durante años y nunca sentir la conexión, la apertura de corazón, de alma. Sin embargo en cinco minutos con otra persona desconocida puedes reconocer en él a alguien que sabías destinado a encontrarte.

Atención

La atención hoy se está convirtiendo en quimera, en palabreja anacrónica, en espacio en desuso. Pero cuando no estás atento, en el momento en que pierdes tu concentración, la vida se te está escapando, te has marchado, te has distraído, te has dejado llevar a otra situación que no es la que tienes delante, la que tienes debajo de tus pies, la que tienes dentro de tu corazón.

Vuelve, entrena tu atención para poder entrenar tu escucha, y escucha con el corazón abierto y sin prejuicios.

Es inevitable que mientras alguien te está hablando tú te dediques a maquinar la respuesta a lo que dice, trates de buscar hueco para contradecir, criticar, opinar. Pero si realmente te entrenas en el arte de conversar, pronto te darás cuenta del valor del silencio.

Pausa y silencio

La pausa, el silencio es el gran director de orquesta en el arte de conversar. Pero muchas veces ese silencio se nos presenta como algo incómodo, algo a evitar, solo has de verte en el ascensor con el vecino para darte cuenta. El silencio nos tensa, cuando en realidad es el hueco perfecto para que la conversación tome sentido, los corazones se sincronicen y disfrutemos verdaderamente de la suma de dos o más almas en sintonía, solucionando, intercambiando opiniones o como se suele decir ‘arreglando el mundo’.

Esta semana el amigo Francisco Alcaide presentaba la 10ª edición de su best seller Aprendiendo de los mejores y celebró un acto en Madrid. Una ocasión perfecta para mantener conversaciones con personas que se mueven en mi misma frecuencia de onda pero que normalmente tengo lejos. Pude conversar de nuevo con Raquel Roca, por fin charlar en persona con Julia de Miguel y con Laura Chica, también mantener una interesante conversación con Fernando Rasche y por supuesto tener el lujo de conversar con el anfitrión.

Este año he mantenido conversaciones de todo tipo y muy interesantes, bien es cierto que ser periodista me permite hablar con personas de diferentes ámbitos e ideologías con el enriquecimiento que ello me aporta. Desde un bombero forestal a un atleta de triple salto, pasando por un sacerdote, médicos, psicólogos, niños, jóvenes, ancianos…Cada conversación verdadera se convierte en un curso de desarrollo personal para quienes intervienen en ella, pues el intercambio de puntos de vista, de conocimiento, de sabiduría, de sentimientos a través de la palabra genera una energía mucho mayor que la que se puede generar en solitario y aislado.

Elige bien con quien mantienes una conversación, a quién dedicas tu tiempo, qué temas son los que realmente te aportan y en los que puedes ayudar a mejorar tu entorno y establece conversaciones con calma, apacibles, entusiastas, equilibradas. Huye de los monologuistas y de aquellos a los que no les interesa nada de lo que dices, silencia el móvil, abre tu corazón y descubre a la otra persona.

Recupera la conversación profunda, recupera el método de traspaso de información que ha hecho que la humanidad hoy sea humanidad y sobre todo disfruta de los tesoros que bajo el ropaje llevan escondidos los demás, esperando a que una buena conversación les haga desnudarse y abrirse a conectar contigo. Manera 90 de conectarse a la Fuente: Conversa.

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