Reconocer que hay una Fuente inmutable no es fácil si no te abres a escucharla, si no te permites al menos la oportunidad de sentirla. Lo que te da calor no es la estufa a la que te acercas, es el hecho de acercarte a ella, tu relación con ella es lo que te ofrece la oportunidad de sentir ese calor.

Con la Fuente sucede lo mismo, lo que produce que reconozcas esa energía que hay en ti y en todo lo demás es el hecho de relacionarte con ella. Para poder relacionarte con algo, primero debes reconocer su existencia (Manera 1) y después tener la voluntad de conectar con ello.

Tú eres la Fuente, tú formas parte de ella y ella de ti. Pero para sentir esa íntima relación has de elegir seguir el camino de conexión contigo mismo, de autoconocimiento, de autogestión, de autoresponsabilizarte de esa parte divina que hay en ti.

Image by John Holmes

Cuando descubres que todo lo puedes comienza el camino de la responsabilidad personal, ¿vas a fallarte? ¿vas a quedarte a medias? ¿vas a mirar hacia otro lado? ¿vas a huir de tu destino? ¿vas a vivir una vida gris?

Respondas como respondas vas a depender única y exclusivamente de ti, porque en ti está esa parte inmutable e infinita que fue y será, al margen de cómo te plantees esta vida de carne y hueso.

Lo que sí que sabes a estas alturas es que a mayor conexión menor sufrimiento, a mayor conexión mayor paz.

Las 100 maneras de conectarse a la Fuente que te he planteado son un camino de trabajo personal para enfocarte en la búsqueda de tu centro, para soltar distracciones y sendas sin propósito y tomar el atajo que te lleva de nuevo a tu eje, ese templo interno que nunca te falla. Ese cuidador interior que está deseoso de servirte.

En ti reside la Fuente creadora de todo lo que ves y lo que no ves, de todo lo que percibes y de aquello que aún no estás preparado para percibir.

De tu nivel de devoción a esa energía una, rezumarán los borbotones de vida que crearán tu realidad externa. Ya conoces que el camino del vivir es un camino de dentro a fuera.

¿Quién conduce?

Deja que la energía de la Fuente te gobierne y cuando sientas que es tu personalidad la que está tomando el control férreo, agarrándose fuerte al volante y a las marchas, comprende que ese no eres tú en esencia, que son tus miedos los que están actuando, que es la energía densa la que te impele a hacer aquello que no deseas, aquello a lo que te ves conducido por temores inenarrables.

Es momento de que te plantees desterrar de tu diccionario personal la palabra imposible porque, en conexión con tu verdadera identidad, todo lo puedes. Que aún no puedas hacerlo o aún no sepas cómo, no significa que no lo puedas hacer.

Lo único que necesita cambiar en el mundo está en tu interior. A estas alturas de la película ya sabes que tu estado de ánimo dibuja tu exterior. Y tu estado de ánimo no es más que el nivel de conexión que mantienes con tu luz interior, con tu Ser. Llámalo Alma, Fuente Universal, Yo Soy, Tao, Dios, Alá, Yavhé, Jehová, Rama, Wahe Gurú o Patata Frita, el nombre no importa, y por supuesto su imagen tampoco. Lo que importa es que vivas, aunque solo sea por un instante, la experiencia de unión con eso que nunca cambia.

Los lindes del camino

Cuando llegue el sufrimiento a visitarte pregúntate, ¿qué me falta por aprender? ¿dónde he errado? El sufrimiento te va indicando el trabajo que debes hacer para trascender el dolor de la existencia.

Necesitas centrarte, detener el análisis racional compulsivo de las cosas y permitir que aflore la información en ti, simplemente deja espacio a que se exprese.

Vivir duele, pero cuanto en mayor contacto con tu parte más divina, con esa parte de ti que es Fuente de vida, mayor paz encontrarás.

Haz por salir de la vorágine, rompe los esquemas, no te creas nada, experimenta, comprueba, pero haz por observar y habitar tu vacío en vez de llenarlo de elementos estériles y superficiales.

Esto se acaba, pero tu aventura con la Fuente no ha hecho más que empezar. Obsérvate, mírate un rato en el espejo y declara Yo Soy, Yo Soy la Fuente de donde toda mi vida emana, soy el piloto de mi vida y deseo que sea un camino apacible, rodeado de energía victoriosa, deseo elevarme y aprovechar este espacio-tiempo limitado para adquirir sabiduría y compartir lo que soy con los demás.

Si todos reconociéramos la Fuente en nosotros el mundo sería un lugar amable.

Tu mundo depende del nivel de conexión que alcances con esa parte de ti que no tiene principio ni fin, que está siempre ahí como una vela encendida esperando a que la contemples y te percates de que nada hay fuera de ti que no brote de ti, que nada que sea real puede estar en peligro.

Empléate en encontrar qué de real hay en ti, en aprender a reconocer que, al margen de tus pensamientos repetitivos, tu miedo a morir y tu vergüenza, existe un hilo de oro que te atraviesa y te une en red a todo lo que ves y aquello que no puede verse. Cuando alcances a experimentar esa energía que te penetra desde fuera y desde dentro al mismo tiempo, ese eje que en todas direcciones atraviesa tu esencia, entonces ya nada será lo mismo.

Una vez conectes con ese amor infinito sabrás dónde está tu verdadero hogar, y aunque te desvíes de la ruta, o encuentres obstáculos, en el momento preciso sabrás reconocer tu destino final.

Permítete brillar

Date permiso para extraer tu poder y ponerlo al servicio de los demás, morir en el intento es de valientes, morir sin intentarlo dibuja una vida insípida y llena de sufrimiento.

Para darte no has de sacrificar nada, solo dejar ver esa joya que en ti está esperando a brillar.

Baja las revoluciones de tu pensamiento y encontrarás la expresión de tu intuición, baja tu nivel de movimiento y entrarás en meditación, baja tu nivel de acción y hallarás la inspiración. En conexión con la Fuente siempre sabrás qué hacer y siempre sabrás qué decir.

Deja de buscarte ahí fuera, Manera 100 de conectarse a la Fuente: Reconoce que tú eres la Fuente.

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Epílogo

Era una noche de finales de agosto de 2014 y sucedió en mi casa de Vejer de la Frontera, Cádiz. Yolanda, mi mujer, y yo, acabábamos de acostarnos, llevaba días barruntando qué contenido iba a introducir en el blog que Miriam Reyes me había ofrecido en la edición digital del diario Levante-emv y ahí estaban las ideas reposando, precipitándose, tomando vida, expandiéndose más allá del espacio-tiempo. Y ahí también estaba yo, paciente, esperando el momento en que se iban a revelar, sabía que en algún momento llegarían. Cuando ya estaba a punto de dormirme, cómo un flash inefable me atravesó nítidamente el mensaje: ‘100 maneras de conectarse a la Fuente’. Fue un clic que encajó de repente en todo mi ser. Lo sentí como ese momento eureka que tanto anhelamos quienes nos dedicamos a la creatividad, ese que reconocemos por su olor, su sabor, su sonido…huele, sabe y suena a verdad.

Me incorporé, tomé libreta y boli, anoté el título del blog y a continuación, casi de manera automática, sin pausa, se me desvelaron alrededor de 30 maneras seguidas que fui anotando en estado de inspiración sin tiempo siquiera a cuestionarlas.

Esta escena fue la primera vez en que el blog se introdujo en el mundo de la forma para crear esta aventura por etapas que hoy llega a su final.Cuando me preguntan si esto que escribo es autoayuda suelo contestar que sí, a lo largo de todo este tiempo me ha estado ayudando mucho. Me ha servido de terapia, diario de emociones, juego creativo y he conocido a mucha gente gracias a él, aunque me gusta más llamarlo periodismo de inspiración para el cambio. Solo plasmo ideas que aparecen en mi vida, experiencias que me han ido ocurriendo, ideas de otros que me han llegado adentro, al fin y al cabo, información para provocar un cambio en ti y que te sientas más conectado a la Fuente de vida.

Hoy se cierra este círculo y lo hago en el mismo lugar donde se inició, en este pueblo mágico que me enamoró hace más de 10 años, Vejer de la Frontera. Es noche de domingo, el fuego de la chimenea consume la leña como el tiempo consume los segundos y la lluvia cae sin cesar. Es un momento de soledad buscada, de retiro, y afloran en mí sentimientos encontrados: alegría por lo que he disfrutado con este proceso, melancolía por cesar esto que ya se había convertido en mi criatura, pero sobre todo agradecimiento, porque a lo largo de estos dos años sé que sois muchos los que me habéis seguido y muchos los que me habéis animado a continuar semana tras semana para alcanzar el centenar de maneras.

GRACIAS por compartir este viaje a mi lado a través de la palabra y espero que alguna de ellas te haya servido de guía para conectar con eso único que hay en ti.

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