Francisco Javier Molines, alcalde de Tàrbena: "Las consecuencias del incendio afectarán a la agricultura y al turismo rural de la zona"

El primer edil asegura que el abandono del trabajo en el campo ha hecho que el monte se llene de pinos que "son como la pólvora" | El regidor pedirá al conseller de Agricultura que visite la zona

Una de las viviendas rodeada de ceniza en Tàrbena.

Una de las viviendas rodeada de ceniza en Tàrbena. / Alfons Padilla

Un paisaje que antes era verde ahora reducido a negro. El incendio declarado en Tàrbena, en la Serra de Ferrer y la zona sur de Coll de Rates, deja una imagen desoladora para los vecinos de esta pequeña localidad de la Marina Baixa. "Las consecuencias del fuego van a ser para la agricultura y el turismo rural de la zona", afirma el alcalde Francisco Javier Molines quien lleva desde el pasado domingo al pie del cañón para ayudar en cualquier tarea y atender a los residentes del municipio.

Este miércoles, el primer edil indicaba a este diario que la situación del incendio era muy positiva tras tres jornadas intensas de lucha de los medios de extinción. Tras ser estabilizado, a última hora de este viernes se daba por controlado por los bomberos bomberos del Consorcio Provincial y forestales que han trabajado sobre el terreno para refrescar y evitar rebrotes. Pero el daño ya está hecho y la herida tardará mucho tiempo en curarse. "Se ha hecho mucho daño a la agricultura, se han quemado muchos árboles", indica Molines.

El fuego ha arrasado 690 hectáreas de masa forestal, sobre todo pinos, y cultivos. Solo algunos campos con árboles se han salvado, pero el alrededor se ha reducido a ceniza. En esta zona de la montaña de Tàrbena que se une con la Marina Alta se plantan oliveras y "garrofers" (algarrobos) pero también se podían ver aguacates o naranjas en algunas zonas. El "80-85 % han desaparecido", indica el alcalde, algo "muy malo para la agricultura de la zona".

Tras el incendio, habrá agricultores que "podrán podar a fondo los árboles y se salvarán" si no están muy afectados, pero en los campos donde se ha quemado todo "habrá quien decidirá no volver a poner en marcha los cultivos". Y eso hará mella en una situación ya complicada en la zona: "El incendio ha sido al parecer por una quema agrícola, pero podría haber sido por una colilla o un rayo", indica el primer edil; porque "el problema es la falta de agricultura". Si no se explotan los campos, "los pinos lo invaden todo y son como la pólvora".

Molines no se cansa de lanzar el mismo mensaje. Los pinos en las montañas acaban siendo muy combustibles y la climatología termina de completar el cóctel. En la zona arrasada por el fuego, "por cada parcela cultivada hay dos que no lo están". Y ahí es donde los pinos se abren camino. "Donde antes había cinco pinos pueden llegar a haber 500", añade. Y lo saben bien debido al arranque de almendros por la Xylella, por el que estos ejemplares comenzaron también a llenar esas zonas: "En los próximos años, si se arrancan los almendros alrededor del pueblo, serán todo pinadas a las puertas". Y eso también es otro peligro.

Con todo, el primer edil avanza a este diario que "pediré por carta una visita al conseller de Agricultura" para que acuda al municipio y poder poner sobre la mesa todas las cuestiones que preocupan al municipio tras el incendio.

Un turismo que quizá no vuelva

El incendio también tendrá consecuencias sobre el turismo rural. Aunque hay quien acude a los lugares donde se han producido incendios a "hacer turismo", la realidad es que el cambio en el paisaje podría hacer que muchos decidieran no elegir Tàrbena para pasar un día de descanso o un fin de semana: "Va a afectar al turismo el paisaje y las vistas es una parte de lo que tenemos y ahora no está", indica Molines. Porque "casi 700 hectáreas quemadas no son muy buenas vistas tampoco".

Tàrbena ya lo pasó mal con la Xylella y el arranque de almendros. Aquellos turistas que acudían al municipio a ver estos árboles en flor encontraron que miles habían desaparecido. Ahora el alcalde teme que un paisaje negro tenga aún peores consecuencias para aquellos negocios que dependen de los visitantes. "Antes la vista desde Coll de Rates era hacia una zona que parecía Los Pirineos; ahora parece el volcán de la Palma", se lamenta.

Molines hace cálculos: "Tendrán que pasar 25 años para que podamos volver a ver todo igual. En medio año, si llueve, se dejará ver un poco el verde", asegura. Mientras el paisaje seguirá siendo desolador, sobre todo, para los vecinos.

De hecho es lo que han encontrado los residentes en la zona del incendio que han podido volver a sus casas tras el fuego y reabrir las carreteras. La gran mayoría quería saber si sus viviendas seguían en pie y qué había pasado con sus terrenos y cultivos. El alcalde explica que "para los vecinos es un desastre, todo está negro". Aunque destaca que "lo más importante es que no hay pérdidas humanas". Las materiales aún están por acabar de contabilizar pero Molines indica que "no hay viviendas como tal quemadas, solo una caseta de madera y dos caravanas donde vivían vecinos". Los jardines y zonas verdes sí se han visto afectados y han dejado viviendas en pie y sin apenas daños en medio de un paisaje lleno de ceniza.

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