Un control policial rutinario en la parada del TRAM de Benidorm ha permitido detectar un documento NIE (Número de Identidad de Extranjero) falsificado con una extraordinaria pericia. Tal es así que su portador, un magrebí de 37 años domiciliado en La Vila Joiosa desde hace dos, había logrado engañar supuestamente a las autoridades de la República Checa y de Malta, donde había residido con anterioridad, y más recientemente al departamento de Extranjería de España, cuyos funcionarios llegaron a expedir en su nombre un NIE basándose en el pasaporte falso de la República Checa que les entregó al entrar en España.

El presunto delincuente viajaba en el tranvía de que une el centro de Alicante con Benidorm cuando un agente de la Policía Nacional adscrita a la Generalitat Valenciana le pidió que le mostrara el billete y la documentación. Sin mostrarse nervioso ni esquivo le mostró una carta de identidad de la República Checa. A pesar de guardar una gran similitud con la documentación original el policía sospechó que podría tratarse de una falsificación, si bien el Número de Identidad de Extranjero que había obtenido de las autoridades españolas era completamente legal y todos los datos correctos. Una vez detenido como presunto autor de un delito de falsedad documental fue trasladado a la Comisaría de Benidorm para que los policías realizaran las pesquisas oportunas con el fin de averiguar su identidad real. Querían conocer si tenía cuentas pendientes con la Justicia o mantenía algún tipo de vinculación con grupos terroristas, narcotráfico o crimen organizado.

Hasta las dependencias policiales se desplazó posteriormente la esposa del arrestado procedente de La Vila para presentar el pasaporte original de la República Checa de su marido. Sin embargo, el agente de la Policía de la Generalitat Valenciana que ya había detectado la falsificación de la carta de identidad sospechó del nuevo documento aportado y, tras un minucioso examen, logró descubrir el supuesto engaño. Sobre la ficha biográfica de un pasaporte supuestamente robado a otra persona en la República Checa habían pegado una fina lámina, prácticamente imperceptible, con los datos reales del impostor. Una falsificación muy profesional que, según las fuentes consultadas, podría costar en el mercado negro hasta 10.000 euros y con la que también pudo obtener, de forma fraudulenta, documentación legal tanto en la República de Malta en el año 2015 como en España en 2016.