«Ha sido increíble la solidaridad de la gente». Francisco López ha visto un poco de luz tras el calvario vivido después de encontrar en su casa a un okupa y pasarse una semana durmiendo en una furgoneta. Al final pudo entrar en su vivienda de nuevo pero la encontró totalmente vacía. Unas semanas más tarde la imagen dentro de las cuatro paredes que quedaron llenas de suciedad y basura es otra: un aluvión de muebles que llegan de todas partes de manos de vecinos del mismo Polop o de municipios colindantes.

La historia de este vecino recorrió media España y consiguió que los ciudadanos se volcaran para ayudarle, desde el amigo que le ofreció cobijo en su casa para que no durmiera en su coche y pudiera asearse, hasta aquellos que le invitaron a comer o que se ofrecieron a ayudarle a encontrar trabajo. Pero la solidaridad también permitió que Francisco pueda llenar su casa con algunos muebles y con una nevera donde poder guardar alimentos para cocinar.

«Ya llevo unos días durmiendo en mi casa» porque «me han traído un colchón y algunas mantas». Además un sofá y una televisión sobre una pequeña mesa también amueblan ya el salón donde hay un mueble de comedor en el que puede empezar a guardar nuevas cosas.

Y es que cuando Francisco consiguió que el okupa le entregara las llaves de su casa apenas había una silla y poco más. En la cocina sólo quedó la encimera que tenía alguna grieta. Ni lavadora, horno o nevera. Pero tampoco tenía cama, ni sofá, ni nada en el armario. Su ropa y sábanas y demás prendas de cama no estaban. Es decir, que el vecino de Polop no podía quedarse a vivir en su casa a pesar de haberla recuperado.

«La gente se ha portado muy bien», afirmó a este diario. Tras salir la noticia en INFORMACIÓN de que había encontrado su piso de Polop ocupado tras pasar dos años en Barcelona cuidando a su madre enferma, la historia de Francisco López recorrió todas las televisiones nacionales. El okupa finalmente cedió y abandonó la casa pero la dejó completamente vacía.

«Ahora ya tengo una cama, un sofá y una nevera», explicó el vecino. «Ya puedo volver a dormir en mi casa que, aunque no es la misma, empieza a ser un hogar». Y es que Francisco aseguró que «por lo menos ahora puedo meterme en mi habitación y dormir». Su intención es «poner todo al día, limpiar a fondo y recuperar mi vida». Así, la tarea de pintar y arreglar algunos desperfectos tendrá que esperar un tiempo hasta que logre tener trabajo.

«Donde esperaba que me llamaran aún no lo han hecho así que estos días buscaré un trabajo para poder mantenerme y seguir adelante», relató a este diario. Aunque sabe que será difícil, no piensa tirar la toalla.

Mientras, las muestras de solidaridad siguieron llegando y en las redes sociales, tanto vecinos de Polop como de la comarca u otros sitios de España seguían y siguen moviéndose para hacerle llegar a Francisco cualquier ayuda que le venga bien. Él lo agradece a cada momento y cuando se dirige a cualquiera que haya querido echarle una mano la palabra gracias no falta en su boca.

Un mes ha pasado desde que el 11 de marzo llegara a Polop y no pudiera entrar en su casa tras dos años de ausencia. Consiguió recuperarla en tiempo récord y sin casi ningún problema. Incluso, como comentó Francisco, el que fuera okupa de su vivienda se ofreció a echarle una mano en la limpieza o si necesita lavar la ropa. Al final, aunque no sea un final del todo feliz, no ha hecho falta esperar meses para que la justicia le devolviera lo que era suyo.