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Un vecino de Polop duerme en su furgoneta desde hace 6 días al encontrar okupas en su casa

El propietario volvió después de estar dos años en Barcelona y encontró su vivienda con las cerraduras cambiadas y con gente dentro - Lo ha denunciado en la Guardia Civil y también las amenazas del morador

"Okupas" no dejan entrar a su casa a un vecino de Polop

"Okupas" no dejan entrar a su casa a un vecino de Polop

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"Okupas" no dejan entrar a su casa a un vecino de Polop A. Vicente

Francisco López llevaba casi dos años en Barcelona cuidando de su madre enferma. En Polop dejó su vivienda cerrada para volver cuando la mujer se encontrara mejor y poder retomar así su trabajo de cocinero, a lo que ha dedicado toda su vida. Sin embargo, cuando el pasado domingo llegó de la capital condal a las 23.30 horas, intentó abrir la puerta del edificio donde tiene su casa pero alguien había cambiado la cerradura, tanto del portal como de su inmueble, y un okupa se había hecho con él.

Había luz y el propietario comprobó cómo una persona estaba dentro haciendo vida normal, eso sí, con otro sofá y muebles, según comprobó por la ventana. En ese momento comenzó su calvario que le obliga a dormir, comer y prácticamente vivir en una pequeña furgoneta desde hace seis días.

Francisco apenas puede contener las lágrimas de rabia cuando intenta explicar cómo ha pasado las últimas horas sin poder asearse o apenas pegar ojo. Nada más comprobar que habían invadido su casa, «llamé a la Policía Local» que se personó en el lugar, explicó el afectado. A pesar de que intentaron hablar con el okupa, respondió que «no se iba a ir, que me fuera al juzgado». Así que Francisco se quedó allí pero algo más pasó: desde dentro de la vivienda «me amenazó con una pistola eléctrica y me dijo que iba a matarme». Esa noche aparcó su furgoneta en la puerta de la Policía Local para estar más seguro.

Así que unas horas más tarde, el lunes por la mañana, acudió al cuartel de la Guardia Civil a denunciar la invasión de su propiedad así como las amenazas que recibió del actual morador de la casa, según reza en la denuncia. Así, el propietario asegura que el morador «fue detenido por las amenazas y en cuanto me ratifiqué en la denuncia salió a la calle y volvió a meterse en mi casa».

Viviendo en el coche

Francisco no tiene por ahora más medios ni lugar para vivir que la furgoneta con la que vino de Barcelona, un vehículo lleno de maletas y comida que traía de allí pero que ni siquiera puede calentar, así que sobrevive a base de comida que no requiere fuego. Hasta ayer tampoco se había podido asear en condiciones. «Me están esperando para entrar a trabajar en un restaurante y no puedo ir con estas pintas», afirma el afectado a este diario, «no puedo ni lavar la ropa», mientras no para de mirar su casa, donde se oyen ruidos en el interior.

No es la primera vez que el propietario tiene que enfrentarse a este problema. Cuando en julio de 2017 vino a hacer unos trámites desde Barcelona, también habían cambiado las cerraduras de su casa. En esa ocasión no encontró a ningún ocupante dentro por lo que volvió a cambiar las cerraduras y «sellé la puerta con pegamento y clavos», asegura, algo que parece que no ha evitado que vuelvan a entrar en el piso.

La vivienda es una planta baja con un altillo, ubicada en la calle Foieta de Polop. El inmueble fue construido hace más de una década pero algunos problemas dejaron al mismo sin cédula de habitabilidad y muchos de los que compraron renunciaron a su casa. Francisco se quedó y, con mucho esfuerzo, consiguió que le dieran la luz y el agua. Ahora, según explicaron algunos vecinos, los moradores están «enganchados a la luz y al agua de todos». Además, las ventanas están tapadas con sábanas y no se puede ver el interior y, si se acerca a la puerta para intentar abrir o llamar, un perro empieza a ladrar fuertemente.

Hasta que lo diga un juez

Los problemas para Francisco son muchos ya que «tengo que demostrar que es mi casa» y por ahora sólo puede enseñar un papel del padrón ya que «la escritura y toda la documentación está dentro de la vivienda». Así que lleva dos días de papeleos para conseguir copias de todo.

Tras hablar con el afectado, este diario se puso en contacto con el Ayuntamiento, donde alegaron que «tenemos las manos atadas» ya que sólo un tribunal puede actuar en este caso. «Es una situación que nos preocupa porque se repite en varias zonas del pueblo en las que se han ocupado casas y hay propietarios que se han tenido que ir».

El afectado tiene claro que recuperar su casa irá para largo. Ya ha buscado un abogado y está dispuesto a todo para reclamar su propiedad, pero tendrá que esperar a que un juez se pronuncie, lo que puede llevar meses. Mientras, busca un lugar donde quedarse y que le permita dejar de dormir y comer en el coche a pesar de tener una casa en propiedad.

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