Las opiniones de los feligreses estaban muy divididas, muchos eran los que se expresaban en contra de sus argumentos pero muchos otros los que lo esperaban al finalizar la misa para ofrecerle muestras de cariño y darle apoyo ante esta difícil situación.

Algunos vecinos indicaban a este diario que no es la primera vez que Miguel Ángel Schiller propicia una situación conflictiva. Indicaban además que, en muchas homilías realiza críticas a temas municipales e incluso describe situaciones personales de vecinos del municipio en las que aunque no dice el nombre todo el mundo sabe de quien está hablando y precisamente no lo hace nunca en positivo.

Otros argumentaban que creen que esta situación es fruto de un conflicto interno con el obispado y que el párroco hace tiempo que quiere algún cargo superior y que como no lo consigue arremete contra temas candentes relacionados con la institución eclesiástica.

Sin duda, estos argumentos ponen de manifiesto que este párroco tiene adeptos pero también muchos detractores, quienes manifiestan que se pueden decir las cosas pero hay que saber cómo, dónde y cuándo para no protagonizar escándalos ni alarmas, sobre todo cuando se trata de temas tan delicados. Todos confían que tras el encuentro con el obispado cambie sus formas.