Benidorm puso anoche punto y final a sus Fiestas Mayores Patronales de 2017. Unas celebraciones que este año han gozado de una gran afluencia de público y que se han clausurado sin registrar apenas incidencias tras cinco jornadas de intensa agenda entre actos religiosos y lúdicos. Así, vecinos y peñistas llegaron ayer al ocaso de seis días grandes con un potente y novedoso castillo de fuegos artificiales que como el resto de citas programadas por la Comissió de Festes y la Associació de Penyes congregó a miles de personas en las calles de la capital turística.

A pesar de que el termómetro llegó a marcar mínimas de 7 grados durante las «noches grandes» de Benidorm y que, en general, las celebraciones han estado marcadas por la bajada de temperaturas que se produjo días antes de que arrancaran los festejos, la ciudad se ha convertido en un auténtico hervidero de gente. De hecho, los principales actos de cada jornada han conseguido llenar las calles más céntricas de la localidad de miles de personas que no quisieron perderse procesiones, pasacalles o mascletàs. A diferencia de otros años, el sol ha brillado durante todas las mañanas lo que, en parte, también animó a vecinos y turistas a salir a la calle para ser partícipes de los días grandes de la capital de la Costa Blanca.

Tanto es así que los restaurantes del centro han notado un aumento de sus ganancias con respecto al pasado año. Así, el presidente del colectivo que agrupa a los establecimientos hosteleros de Benidorm (Abreca-Cobreca), Javier del Castillo, cifró en un 10% el aumento de la facturación cosechada durante estas celebraciones.

Además de los turistas y vecinos que, con la llegada de los días grandes exentos de lluvia, se animan a salir más de casa y apretados por el hambre terminan consumiendo algo, son en muchas ocasiones los propios festeros los que llenan las cajas de los bares. «Cada vez más peñistas optan por venir a comer a un restaurante, lo que además da mucho ambiente y atrae a más clientes. Antes todo quedaba en los locales pero ahora la fiesta se ha abierto más», explicó a este periódico Javier del Castillo.

Asimismo, los hoteles también han notado el efecto positivo de las celebraciones y, de hecho, algunos alojamientos del centro han logrado colgar el cartel de completo. «No quedaba ni una cama libre en el centro de la ciudad», aseguró ayer un empresario a este diario.

Incidentes que son sustos

El hecho de que el Ayuntamiento endureciera los requisitos para abrir una sede festera entre los menores de edad ha sido, sin lugar a dudas, un factor clave para evitar que la Policía se viera obligada a cerrar alguna peña, como si ha sucedido años anteriores. El susto de los festejos tuvo lugar tras el Correfoc que se celebró la madrugada del pasado lunes cuando una palmera terminó ardiendo. Fue una chispa del espectáculo de pólvora la que prendió uno de los ejemplares situados al principio del Paseo de Colón. La rápida intervención de la Policía y la concesionaria del servicio de limpieza hizo que todo se quedara reducido a una anécdota. También el fallo mecánico de una atracción del recinto ferial que se organiza durante las fiestas fue otro de los momentos críticos al quedar 13 jóvenes atrapados durante algo más de una hora a cuatro metros de altura. Fueron los bomberos los que tuvieron que acudir para rescatar a los menores.