Benidorm ya está en sus días grandes desde ayer a las 12.00 horas cuando se dieron por iniciadas oficialmente las Fiestas Mayores Patronales. La música se convirtió además en la protagonista con la Entrada de Bandas y el tradicional pasodoble, todo este año con un aroma benidormense.

Y es que todas las bandas que participaron en este tradicional y emotivo acto eligieron pasodobles relacionados con Benidorm, bien por estar compuestos por algún músico de la ciudad o por estar dedicados a alguien del municipio. Así, unido a la pieza principal que interpretaron todas las agrupaciones juntas, «Fiesta en Benidorm», las notas que sonaron en la plaza SSMM Los Reyes de España tenían mucho sabor local.

El acto comenzó sobre las 12.15 horas con el tradicional pasacalles de las bandas por las calles del centro para llegar al Ayuntamiento. Este año, la mayoría de bandas era de la comarca excepto una de ellas que procedía de Toledo.

Por orden, fueron entrando la Colla de Xirimiters de la Marina, la Bandeta Jove de Altea, la Alegre Sinfónica de La Nucía, la Agrupación Musical de Xaló, la Societat Musical La Aurora de Sella, el Ateneu Musical de La Vila, la Societat Musical La Lira Relleuense, la Unión Musical La Primitiva de Castell de Castells, la Banda Municipal de Yeles (Toledo), la Societat Musical la Nova de Benidorm, La Societat Musical l'Illa de Benidom y la Unió Musical de Benidom.

Tras recorrer la plaza para colocarse todas, interpretaron juntas el pasodoble de Rafael Domenech «Fiesta en Benidorm». Él mismo dirigió una vez más lo que está considerado el himno de Benidorm. Pero el director tuvo también su sorpresa: la Comissió y las Reinas le regalaron la batuta con la que iba a dirigir a las bandas. .

Bombardeo

Al final, un espectáculo pirotécnico cerró los actos de la mañana. Antes de eso, las Reinas y el presidente de la Comissió, Antonio Vicente Fuster, entregaron a cada banda su banderín conmemorativo por su participación en este emotivo acto.

La jornada de ayer comenzó con una misa a la patrona la Verge del Sofratge y la apertura de puertas de la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, lo que marcó el inicio de los actos religiosos. Tras el volteo de campanas y el Ángelus, tuvo lugar el bombardeo aéreo desde el Castillo.