Sella siempre ha ido ligada a una amplia actividad cultural. Uno de los espacios más importantes para los vecinos ha sido la biblioteca sólo que, durante cuatro años, ha tenido sus puertas cerradas. Ahora, tras un amplio trabajo para recuperar este espacio, los libros vuelven a ver la luz y los habitantes de este municipio de la Marina Baixa podrán volver a leerlos. Pero además, recibirá un nuevo nombre: Biblioteca municipal José Ibáñez Cerdà.

Las puertas de la biblioteca municipal se cerraron en 2013. Desde entonces, la sala ha sufrido varios incidentes y cambios, entre ellos dos inundaciones. Además, también sirvió para reubicar a los alumnos del colegio Server Mora cuando en 2014 tuvieron que dejar la escuela tras la aparición de grietas. Allí estuvieron cerca de dos años.

Pero ahora, la biblioteca municipal volverá a servir para su cometido. Desde ayer mismo, la sala abrirá sus puertas todos los lunes y jueves de 17.00 a 19.00 horas. Pero además, seguirá albergando actividades como espacio cultural, como explicó a este diario el concejal de la Agrupación de Electores de Sella, Pablo Giménez.

«La biblioteca municipal es muy importante para los niños pero también para los mayores de Sella», indicó el edil. «Más que una biblioteca es un aula cultural», añadió. Así afirmó que «nos ha costado mucho trabajo reordenar todo» con la ayuda de voluntarios además de que se ha reformado. Para el equipo de gobierno, era una prioridad «desde que entramos al Ayuntamiento; era una cosa que queríamos hacer».

Inauguración

Aunque desde ayer la actividad ha vuelto a esta sala, la inauguración oficial será el próximo 16 de diciembre con un homenaje muy emotivo a aquel que dará nombre a la instalación, José Ibáñez Cerdà. En él, según confirmó el concejal, participará la familia de este vecino.

Él, nacido en 1913, vivió como niño los primeros años de vida de la biblioteca del municipio que fue abierta en 1926 por el maestro Antonio Mora. Algunos de aquellos libros que llenaron las estanterías, proporcionados por las Misiones Pedagógicas, aún sobreviven. Ibáñez Cerdà se convertiría años después en uno de los bibliotecarios más importantes del país, siendo, entre otros cargos, secretario de la Biblioteca Nacional y director de la Biblioteca Hispánica, dos de los espacios más importantes de la lengua española y donde se jubiló en 1983.

A finales de los 90, poco antes de que muriera, se abría la biblioteca municipal donde está ahora y se convirtió en un centro de reunión para los jóvenes además de una sala de lectura.