El Ayuntamiento de La Vila lleva meses intentando acabar con el problema de los okupas de un edificio de viviendas de nueva construcción en la calle Doctor Fleming. El problema es que, si el banco propietario de las viviendas no hace movimiento, la administración local tiene las manos atadas para intervenir y que abandonen el inmueble.

Así lo explicó a este diario ayer la concejala de Bienestar Social de La Vila, Pilar Baigorri, quien apuntó que lleva meses intentando hablar con la entidad bancaria Solvia para que afronte el problema. La cuestión es que se trata de «un tema judicial» que sólo está en manos del banco. «Como Ayuntamiento hemos hecho todo lo posible» como coordinar acciones entre la Policía Local y la Guardia Civil para garantizar la seguridad y controlar lo que ocurre cada día en esa calle.

El problema es que los vecinos se quejan de que es imposible convivir con los que han ocupado los diez pisos que forman el inmueble. Como ya publicó este diario, la situación es insostenible y los residentes de esta calle piden una solución que acabe con noches de ruidos, carreras de coches, suciedad y problemas de civismo. «Hemos intentado solucionarlo desde el principio pero tenemos las manos atadas», afirmó Baigorri, quien explicó que en la última reunión que mantuvo el Ayuntamiento con el banco y los Cuerpos de Seguridad se puso sobre la mesa que la única vía es la penal «porque la civil es muy lenta». Pero, al parecer, cuando se les intenta notificar a los residentes en esos pisos cualquier asunto del juzgado, ninguno «recoge la comunicación» por lo que es imposible seguir el proceso.

Con todo, según ha podido saber este diario, las familias que residen en ese edificio no cuentan con una situación de exclusión social que haga que necesiten una vivienda. Además, según las fuentes consultadas, no sólo estarían ellos ocupando las casas sino que las realquilan o venden a otras familias.

Mientras, los vecinos de las casas colindantes son los que sufren cada día los comportamientos de los okupas que, incluso, han hecho suya parte de la calle donde celebran botellón o reuniones que impiden el paso a los vecinos.