Callosa d'en Sarrià vivió ayer su gran batalla entre el bando moro y el cristiano, quienes pelearon por el control de la villa que finalmente caerá en manos de las huestes sarracenas después de una ardua pelea.

La tarde comenzó con el «Tiroteig» entre las tropas de la cruz y las huestes de la media luna. Éstas últimas, acampadas en la calle La Font, sacaron toda su artillería para obligar a los cristianos, ubicados en la plaça de la Mare Amalia, a retirarse al castillo, situado en la plaça d'Espanya. Allí, tras disparar kilos de pólvora desde los arcabuces de ambos bandos, tuvo lugar la «Embajada Mora». La plaza se llenó de gente entre vecinos, festeros y visitantes que, al coincidir este día con la festividad del 9 d'Octubre, no quisieron perderse uno de los actos más emocionantes de las Fiestas de Moros y Cristianos callosinas.

El embajador de la media luna, Vicent Juan Palacio, pide a los cristianos que abandonen la fortaleza. El bando de la cruz se niega y lo traslada a sus enemigos. Tras una batalla dialéctica muy aplaudida, habrá guerra: «¡Que la Virgen de las Injurias nos asista!». Comenzó entonces una batalla que acabó con el control moro sobre el castillo y su bandera ondeando en lo alto.

Un «ball» camino de ser BIC

Pero no toda la jornada de ayer fue de lucha. Por la mañana, Callosa celebró el tradicional «Ball Moro». Este acto es uno de los más característicos de las fiestas callosinas y la que las diferencia de otros municipios. Con él se rinde homenaje a los capitanes del bando de la media luna y tiene su origen en 1860. El de este año además tenía un fondo muy importante después de que la asamblea de la Asociación de Moros y Cristianos de Callosa iniciara en septiembre el trámite para ser declarados, tanto el Baile Moro como el Baile Cristiano que se celebrará hoy, Bien de Interés Cultural (BIC) de la Comunidad.