Música, «pastoretes» y tropas cristianas, imponiéndose a una lluvia que aguó parte de la fiesta pero que no consiguió deslucirla. Callosa d'en Sarrià vivió ayer su primer día de las fiestas de Moros y Cristianos con un programa algo alterado por el chaparrón que cayó sobre la localidad a primera hora de la tarde, y que dejó casi 16 litros por metro cuadrado. El chubasco obligó a aplazar la ofrenda a la patrona, la Mare de Déu de les Injúries, que se realizará en la mañana de hoy. Además, hizo que el inicio de la Entrada se retrasara hasta poco después de las ocho de la tarde. Pero aún así, el bando de la cruz pudo desplegar todo su esplendor durante el desfile.

La jornada comenzó con el guión previsto, y también con la expectación esperada, con el acto de «L'Arrancà». A mediodía, en medio de una abarrotada plaza de España, los festeros de ambos bandos, vecinos y visitantes esperaban el pistoletazo de salida de los días grandes. «Dolçainers y tabaleters», acompañados del volteo de campanas, dieron inicio a los festejos. La música de xirimitas comenzó a sonar con los descendientes de la familia Boronat a los que a continuación se agregaron las collas del Pinyol y de l'Algar. Tras ellos, les siguieron todas las bandas de música que interpretaron al unísono el pasodoble «Callosa en Festes», del maestro Jose Vicente Asensi, que este año también dirigió el himno.

Hacia las dos de la tarde empezó a llover con fuerza, lo que impidió hacer la ofrenda floral a la Mare de Déu de les Injúries, que se debía realizar a las 16.15 horas. Este acto, junto con el traslado de la imagen desde la capilla hasta la plaza del Convent, se hará esta mañana si la meteorología no lo impide. También retrasó una hora el comienzo de la Entrada, aunque finalmente pudo hacerse tal y como estaba previsto.

El desfile se inició, como es tradicional, con los «nanos i gegants» y «pastoretes» para dar paso al boato del abanderado cristiano, Gaspar Brell Pérez, que hacía su aparición en una espectacular carroza presidida por una cabeza de león articulada y al ritmo de la marcha «Virtute Cristiana», compuesta expresamente para él por Miguel Sanchis Gregori. Tras el paso de las distintas filàs, la capitanía liderada por Vicente Juan Mestre Guardiola (Cavallers del Cid) se abría paso con una fastuosa carroza en la que se apreciaba el rosetón de la catedral de Burgos, acompañada por caballos y custodiada por una guardia personal femenina de ensueño.