Imagínese estar toda la vida esperando al momento de la jubilación para, al fin, poder disfrutar con calma de la vida cuando de pronto su vecino de al lado decide convertir su morada en un alquiler turístico. Esto es lo que le ha pasado a Pascual, un vecino de Benidorm que, durante los últimos cinco años, viene sufriendo una serie de molestias a causa del «desmadre» que se ha instalado en la casa anexa a su vivienda. Cada ocho días nuevos inquilinos vuelven a desembarcar en el inmueble y el protagonista de esta historia vuelve a temerse lo peor. Es la particular condena de este hombre que ya no sabe qué hacer para que en su casa vuelva a reinar la armonía y la tranquilidad.

La historia de Pascual constituye la otra cara de la moneda del turismo en la capital de la Costa Blanca. «Mi vecino comenzó alquilando la vivienda de forma ocasional pero al final se ha convertido en la norma. Cada ocho días desembarcan nuevos inquilinos. Han llegado a meterse en una vivienda unifamiliar hasta 12 personas», cuenta este vecino.

Tras años soportando estoicamente la situación, Pascual se decidió a denunciar ante el área autonómico de Turismo al tener serias sospechas sobre la ilegalidad de esta vivienda turística. Unas sospechas que fueron confirmadas por el citado departamento en un escrito remitido a este residente de Benidorm en noviembre de 2016. En ese documento, al que ha tenido acceso este diario, se expone que la vivienda no está declarada como alquiler turístico. Pese a ello, llevaba años siendo arrendada con este fin.

No obstante, en los últimos meses el titular de la vivienda parece haber regulado la situación al contar ya con su correspondiente placa distintiva. Un número que debe tener cada vivienda que se usa con este fin. Pese a ello, las molestias para Pascual siguen siendo insoportables. «A cualquier hora se ponen a gritar y a formar escándalo. Se meten una docena de personas y es un desmadre», lamenta este vecino benidormense, quien se ha visto obligado a llamar en numerosas ocasiones a la Policía Local ante los ruidos.

«Todas las semanas vivo con el miedo de quiénes serán los próximos vecinos. Hay gente que viene y es más tranquila. Hemos tenido de todo. Una vez vinieron un grupo de amigos que se tiraban desde el tejado de la casa a la piscina. Un peligro», relata Pascual, quien recalca que no está «en contra» de que su vecino alquile la vivienda pero le pide que, al menos, se entere de a quién se la arrendan y le exiga que se comporte teniendo en cuenta de que el inmueble está ubicado en una zona residencial.

Desde la Asociación de Apartamentos Turísticos de Benidorm (Aptur) lamentaron la situación y apuntaron que muchos de los titulares de viviendas que han estado alquilando sus casas para turistas de forma irregular han acudido ahora a Turismo para darse de alta pero «con eso no basta». Estas viviendas deben cumplir con una serie de requisitos y si no pueden recibir sanciones por parte de la policía autonómica que se encarga de esta materia. Entre las condiciones que deben cumplir se encuentra la de declarar a Hacienda por los ingresos percibidos por el arrendamiento, contar con una placa identificativa en la puerta del inmueble, estar adaptado a personas con problemas de accesibilidad, contar con un registro de los inquilinos ante la Policía Nacional por materia de seguridad, etc.

Unos requisitos que, en muchas ocasiones, no cumplen las nuevas incorporaciones de viviendas al registro turístico, como vienen denunciando desde Aptur. De hecho, desde la patronal del alquiler turístico han reclamado en varias ocasiones ya que el Consell se centro en poner la lupa sobre los nuevos apartamentos declarados más que en cazar los que siguen al margen de la ley, para evitar la problemática y el descontrol del que vecinos como Pascual son víctimas.