La reivindicación de una nueva Comisaría en Benidorm, además de venir de largo, parece estar sobradamente justificada. El edificio se construyó hace alrededor de 40 años, cuando ni el número de agentes ni el de vecinos del propio Benidorm tenían nada que ver con el actual. Desde entonces, los servicios y los efectivos se han incrementando pero en la Comisaría apenas se han hecho inversiones sueltas, que no han permitido solucionar muchas de las deficiencias, como han denunciado insistentemente sindicatos como el SUP y han reconocido algunos de los comisarios destinados a Benidorm. Como ejemplo, basta destacar algunos hundimientos en el suelo por problemas en la estructura; que no hay un espacio estanco en el que almacenar, por ejemplo, la droga incautada; o que muchos servicios, como el del DNI y pasaportes o el de atención a los turistas extranjeros, han tenido que ser trasladados a otros locales de la ciudad al no haber espacio suficiente para albergarlos.

El concejal de Seguridad, José Marcet, afirmó ayer que «la Comisaría está obsoleta y sus más de 400 policías, hacinados» y agregó que el edificio es «incómodo, con problemas de aparcamiento y ofrece una imagen tercermundista a los vecinos y turistas que la visitan». R. P.