El cáncer no entiende de edad, de género, de situación económica ni de dónde vive quien lo padece. La solidaridad, tampoco. Y emplearla para apoyar a quienes están enfermos es, en ocasiones, tan sencillo como coger una aguja y un ovillo de hilo. Eso es lo que ha hecho un grupo de vecinos de la Asociación de Els Tolls de Benidorm, que han creado un proyecto solidario destinado a pacientes que están sometiéndose a tratamientos de quimioterapia, como una forma de abrazarlos en la distancia y decirles: «Estamos contigo».

La iniciativa lleva por nombre «Manos Tejedoras» y consiste principalmente en confeccionar gorros de ganchillo, que se realizan en algodón hipoalergénico y que se distribuirán de manera gratuita entre distintas asociaciones y entidades que están en contacto directo con pacientes oncológicos. Entre ellas, Anémona -el Grupo de Autoayuda para Mujeres con cáncer de Mama de la Marina Baixa- o Aspanion -la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de la Comunidad-, así como la Clínica Benidorm, que colabora con esta asociación vecinal donando parte del material necesario para tejer los gorros. Igualmente, la empresa Neuralfit, ubicada en el barrio, también colaborará enviando gorros a otros puntos de España desde donde los soliciten.

La idea partió de Nieves Alonso, miembro de la junta directiva de la asociación del barrio de Els Tolls y en cuya familia hay varias mujeres que han padecido esta enfermedad. «Los pañuelos muchas veces son carísimos y las pelucas, para salir a la calle van bien, pero para estar en casa son muy incómodas. Y, además, en muchos casos también hay que ponerse una malla o un gorrito debajo porque la piel se queda muy sensible», explica la promotora de «Manos Tejedoras». Nieves ya realizaba un taller de punto para vecinos del barrio: «Se me ocurrió hablar con varias amigas y pensamos en darle una utilidad haciendo estos gorritos para donarlos a quienes los necesiten», añade. Así que habló con Marisa, con Carmen, con Cecilia y con Antonia y se pusieron manos a la obra. Lo que empezó siendo cosa de cuatro o cinco amigas aficionadas al ganchillo, cuenta ya con más de 30 participantes y 50 gorritos ya acabados y para repartir.

Mensajes personalizados

Los gorros se confeccionan en distintos colores, con adornos o sin ellos y en varias tallas, para que puedan servir al mayor público posible. Todos se hacen con algodón hipoalergénico y el ovillo va guardado en una bolsa de plástico, para que evitar todo contacto que pueda estropearlo. «Intentamos que sólo los toque una persona y que sea la misma la que lo empieza y la que lo acaba», dicen las vecinas de la asociación, que preside Juan Antonio Lizancos.

Después, el gorrito se mete en otra bolsa de plástico precintada y se le incluye un mensaje, escrito a mano, y que es diferente cada vez: «Hecho con Amor», «Tejido por manos cariñosas»,... En la elaboración de estas etiquetas han colaborado los usuarios del Centro Ocupacional Doble Amor, como una manera, también, de devolver de esta manera la solidaridad que mucha gente tiene con ellos.

Parte de los vecinos que forman parte de la iniciativa se reunen dos veces por semana: bien en el centro vecinal de Els Tolls, bien en el nuevo parque de Els Ametlers, los jueves de 10 a 13 y los sábados de 17.30 a 21 horas. Aunque ahora han dado unas semanas de descanso a las reuniones, pero no a las agujas, porque también se puede participar tejiendo desde casa o llevando el material a las abuelas o gente mayor, acostumbrada a hacer punto durante toda su vida, y que ahora no tienen ninguna otra ocupación.

Para todo aquel que quiera colaborar pero no sepa hacer ganchillo, hay dos posibilidades: donando los ovillos del material indicado por la propia asociación o acudiendo a aprender al taller, donde las voluntarias estarán «encantadas» de enseñarles para tener el mayor número de manos y alcanzar un objetivo: tejer 1 gorro al día, 365 al año.