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El níspero cierra su año más adverso

El principal cultivo de la Marina Baixa ultima la campaña con una producción muy mermada por la inestabilidad meteorológica y los daños provocados por el granizo

El níspero cierra su año más adverso

Menos producción y mucha incertidumbre todavía por saber a cuánto se pagará cada kilo obtenido. Los productores de nísperos de la Marina Baixa, el principal cultivo de la comarca y del que se sustentan miles de familias en Callosa d'en Sarrià, Altea, Polop, Bolulla, Tárbena y otros municipios del interior, ultima estos días una de las campañas más adversas de cuantas ser recuerdan en los últimos años debido, principalmente, a la inestabilidad meteorológica que se ha sucedido durante todo el proceso y a los daños provocados por la lluvia y el granizo del pasado mes de enero. Así lo trasladaron ayer fuentes de la Cooperativa Agraria de Callosa, Ruchey, la principal zona de cultivo de este fruto y donde las estimaciones de producción apuntan a que el total de la cosecha no alcanzará los 13 millones de kilos. O, dicho de otro modo, será de unas 10.000 toneladas menos que las obtenidas en la campaña de 2016.

El principal causante de este descenso en la producción es la inestabilidad meteorológica que han tenido que soportar los agricultores a lo largo de todo el año. La floración del níspero se inició cuando la comarca estaba todavía sumida en una de las peores sequías del último siglo, lo que mantuvo la tierra con severas restricciones de riego hasta mediados de diciembre, cuando se produjo el primer episodio de lluvias. «La situación se normalizó y la floración buena, pero cuando el níspero ya estaba cuajado vino el temporal de granizo del 19 de enero, seguido de tres días de lluvia sin tregua, y marcó toda la fruta que estaba al aire libre» -entre un 20 y un 30% de toda la superficie que se cultiva en la comarca-, explicó ayer el ingeniero de la Cooperativa callosina, Esteban Soler.

Esos daños fueron irreparables. Por un lado, porque mucha fruta se echó directamente a perder; por otro, porque los nísperos que lograron sobrevivir quedaron picados y, por tanto, con una calidad exterior muy inferior a lo deseable para un producto en el que, precisamente, una de las características más valoradas, al margen del sabor, es su aspecto.

Pero la cosa no acabó ahí. Los daños provocados también por las intensas lluvias en carreteras, márgenes y otras infraestructuras hídricas también hicieron que muchas parcelas se quedaran durante semanas sin poder regar. Y ahora, en la recta final, el intenso calor también está haciendo aún más duros, si cabe, los últimos coletazos de recolección. «La campaña no ha podido ser más complicada para los agricultores y se recordará por todo lo que se ha padecido: falta de agua, piedra, sobra de agua, falta de agua otra vez,... Ahora solo queda esperar que salga un precio decente para que la gente cobre todo lo que ha sufrido», agregó Soler.

Antes en el mercado

Porque, aunque mayoritariamente las condiciones han sido complicadas, dos factores han contribuido a sembrar la esperanza en el campo: por un lado, el adelanto de quince días en el inicio de la cosecha, que permitió al níspero posicionarse en una posición preferente con respecto a otras frutas estivales y llegar antes a los mercados; por otro, según el ingeniero callosino, «que el níspero ha estado buenísimo de comer, con un sabor espectacular», lo que también será un punto a favor tanto en precios como en ventas.

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