A las pérdidas económicas que vienen soportando los hoteles golpeados por las reclamaciones falsas de los turistas británicos, que suponen cerca de 60 millones de euros en el conjunto del país, hay que sumar ahora el aumento de recursos humanos que deben destinar estos alojamientos para frenar la llegada de nuevas quejas. Así, los departamentos de calidad de los establecimientos hoteleros se ven obligados a redoblar sus esfuerzos para demostrar ante los touroperadores que la reclamación tramitada por el cliente es fraudulenta, como explicaron ayer fuentes de la patronal hotelera Hosbec, consultadas por este diario.

Para ello, los hoteles deben aportar ante el mayorista los datos recabados a través de los sistemas de trazabilidad implementados en los hoteles para conocer el comportamiento de los clientes que denuncian supuestas intoxicaciones alimentarias durante su estancia. Así, los alojamientos intentan desmontar las reclamaciones para evitar más pérdidas de cara a un verano que se prevé complicado en este sentido.