Incertidumbre y temor. Once menores tutelados por la Generalitat Valenciana y que residen en los centros dependientes de la Asociación Emaús han pedido amparo al Síndic de Greuges de la Comunidad Valenciana, por medio de once cartas, en las que piden su mediación ante lo que consideran «una vulneración de sus derechos». Así lo trasladaron ayer fuentes de esta institución, por medio de un comunicado, después de que días atrás el Síndic iniciara de oficio una queja ante la posibles consecuencias que el cierre de Emaús podría acarrear a los usuarios: menores, personas con discapacidad, mayores y mujeres que han sido víctimas de la violencia.

Emaús cuenta con centros, residencias y casas de acogida en distintos municipios de las dos comarcas de la Marina, como Altea, l'Alfàs del Pi, Polop, Relleu, Benissa, Calp o El Verger. Su cierre, además de poner fin a un servicio que se inició hace ahora casi cuatro décadas, también abocaría al despido a sus 300 trabajadores.

Lo más parecido a una familia

En el caso concreto de los menores que han recurrido al Defensor del Pueblo valenciano para exponer su situación, «todos ellos tienen un denominador común: son niñas y niños que han sufrido situaciones muy duras a lo largo de sus cortas vidas», afirmaron ayer desde la Sindicatura, que también agregó que, «ante los nuevos cambios ajenos a su voluntad que se avecinan, se sienten enormemente angustiados y asustados». «También tienen claro que quieren ejercer su derecho a opinar y decidir sobre su futuro y consideran que se está jugando con sus vidas sin tenerles en cuenta», concluyen fuentes de institución, que preside José Cholbi.

Estos once menores han trasladado al Síndic que los educadores, con los que la mayoría llevan viviendo varios años, «se han convertido en sus únicos referentes que junto a sus compañeros de centro han pasado a ser lo más parecido a una familia. Personas que se preocupan por ellos, que les dan cariño y en las que pueden depositar su confianza; razón por la cual sería muy doloroso tenerse que separar de todos ellos».

Asimismo, el Síndic de Greuges también relató que algunos de los menores le habrían manifestado su «temor ante la posibilidad de que les separen de sus hermanos con los que actualmente conviven» cuando sean reubicados por la conselleria en otros centros tras el cierre de Emaús.

La Sindicatura, que la pasada semana se reunió con representantes de los trabajadores para conocer de primera mano la situación de Emaús, se ha pronunciado recientemente, al hilo de una resolución sobre los centros de menores con problemas de conducta, sobre las consecuencias del recorrido que hacen los niños y niñas por distintas medidas, recursos y centros de protección. Algo que el defensor llega a calificar de «maltrato institucional».

«No olvidemos que son niños y niñas muy dañados a nivel emocional, psicológico que han pasado por vivencias familiares muy duras hasta finalmente encontrarse en desamparo. Cuando pasan a ser tutelados por la Administración, estos menores comienzan otra odisea, el peregrinaje por las distintas medidas, recursos y centros de protección. Todo este vaivén e incertidumbre mantenida sobre su futuro tiene consecuencias irreversibles en su desarrollo emocional y cognitivo», concluye la nota.