? Cinco días de intensa agenda institucional y de trabajo dejan poco margen a asuntos particulares, pero la delegación de Benidorm desplazada esta semana a Manizales (Colombia) quiso hacer un alto en el camino para cumplir? una promesa. Olatz Saenz Díez falleció pronto, muy pronto. Esta joven de Benidorm, que llegó a trabajar como asesora socialista en el Ayuntamiento, luchó con todas sus fuerzas contra la fatal enfermedad que a nadie gusta nombrar, que se la llevó por delante sin darle tiempo a cumplir con su principal objetivo en la vida: viajar a Colombia para trabajar con colectivos de ayuda humanitaria y organizaciones no gubernamentales instaladas en las zonas más deprimidas del país. Ese viaje era el sueño, la ilusión y el compromiso de quien hizo de la solidaridad una forma de ser, pensar y actuar. Cuando supo del viaje institucional a Colombia de las autoridades de Benidorm, la madre de Olatz les pidió un favor: colocar en algún lugar emblemático de Manizales una flor roja en homenaje a su hija. Y como lo que es de justicia es de justicia, los colores políticos se aparcan cuando la causa lo requiere. Unidos por ella, el alcalde Toni Pérez (PP), y el concejal y diputado provincial Agustín Navarro (PSOE), se desplazaron hasta lo más alto del barrio manizaleño de Chipre para depositar esa flor roja y un cartel con el nombre de Olatz a los pies del grupo escultórico más visitado de la ciudad: el monumento a los «arrieros», primeros colonizadores de Manizales y fundadores de la urbe. «A ella le hubiera gustado estar aquí y ayudar a la gente, pero no pudo», apuntó Agustín Navarro. «Era una mujer comprometida con los más débiles», apostilló Toni Pérez. El sencillo y emotivo homenaje apenas duró unos minutos, suficientes para constatar que, por fin, Olatz había llegado a Colombia.