«Pronto, muy pronto, habrá noticias positivas». El alcalde de Benidorm, Toni Pérez, no quiso ayer avanzar más de la larga reunión que mantuvo con el alcalde de Manizales, José Octavio Cardona, y los dos representantes del Ministerio español de Energía, Turismo y Agenda Digital: Jesús Cañadas (jefe de área de la Subdirección General de Fomento de la Sociedad de la Información), y Enrique Martínez, asesor del secretario de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital.

Ninguno soltó prenda («Ha surgido la idea y ahora hay que darle forma»), pero sí se trasladó que se trata de una mediación ministerial para que Manizales (Colombia) y Benidorm (España), avancen en sus programas de cooperación, centrándose en Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC) y la competitividad, dos líneas de trabajo a las que todos quieren apuntarse porque de ellas depende, y mucho, el futuro de las ciudades.

Los más entusiasmados eran los alcaldes. El de Benidorm, Toni Pérez, «porque es una vía de acceso a planes de desarrollo que fomenta el Ministerio, que nos servirán para posicionarnos y ser mucho más competitivos de lo que somos ahora». Su homólogo manizaleño, José Octavio Cardona, «porque nuestro hermanamiento con Benidorm nos va a situar en el mapa del mundo».

Nada tienen que ver Benidorm y Manizales. La primera, en España y junto al mar. La segunda, en Colombia y entre montañas. «Sí somos distintas y distantes, pero tenemos mucho que aportarnos mutuamente». El primer edil de Manizales lo tiene meridianamente claro: «Naturalmente que nosotros no tenemos esas magníficas playas, pero nuestra naturaleza y nuestra riqueza faunística nos hacen disponer de un potencial turístico que queremos explotar, y ahí es donde queremos que se implique Benidorm, para que se convierta en nuestro gran maestro hasta situarnos estratégicamente en el sector turístico mundial».

Pero con los fríos datos sobre la mesa, Manizales tiene mucho trabajo por delante para conseguir ese objetivo. De entrada, es una ciudad extraordinariamente dispersa, cuyas edificaciones (muchas de ellas efímeras) engullen literalmente laderas y valles, lo que resulta poco atractivo al visitante.

«Eso lo sabemos, y por eso hemos decidido abrazar el urbanismo vertical que tanto éxito ha reportado a Benidorm», dice el alcalde. «Ahora mismo estamos construyendo torres altas para acoger a 600 familias, cuyas viviendas actuales serán demolidas, liberando una importante franja del territorio, que se destinará a otros usos».

Otra cuestión es la capacidad para recibir visitantes. Manizales apenas cuenta con una decena de hoteles, y no son muy grandes. «Todo llegará. Una cosa trae otra, e igual que el empresario español José María Caballé construyó aquí un hotel y le funciona bien, otros seguirán su estela y conseguiremos posicionarnos en el mercado».

José Octavio Cardona, que ya se ha agendado un viaje a Benidorm para comprobar personalmente todo lo que le cuentan, lo resume con el lema de su ciudad: «Más oportunidades para todos. Ahí está la clave», concluyó el primer edil de Manizales.