Sonaron los himnos nacional y local de Colombia y Manizales, y sonó un pasodoble que gustó mucho pero absolutamente desconocido en estas tierras. Se trataba de "Festa en Benidorm", del maestro Rafael Domenech, cuya partitura estuvo ensayando durante días la Banda Municipal de Manizales para dar más pomposidad si cabe a un acto oficial que acaparó las miradas de curiosos y congregó a más de un centenar de autoridades y representantes de la sociedad civil manizaleña.

Diríase que el hermanamiento que suscribieron ambos municipios en 2012 tuvo ayer uno de sus actos cumbres, porque definitivamente ese convenio deja huella urbana, en forma de plaza estratégicamente situada en la principal avenida de acceso a la ciudad, y frente a la plaza de toros.

"Los hermanos están para demostrarlo, y hoy Manizales está de fiesta en honor a Benidorm", señala el alcalde Octavio Cardona. "Benidorm cree en nosotros, y su empresariado también", apostilla en clara referencia a José María Caballé, que ese mismo año 2012 inauguró el "Hotel Benidorm" en la capital del departamento de Caldas. La autoridad local no dejó pasar la oportunidad de lanzar un envite a Caballé: "Esperamos que no tarde mucho en construir su segundo hotel".

"El hermanamiento fue y es un paso importante en ambas direcciones, y ya da sus frutos en el aspecto económico, social y cultural", responde el alcalde de Benidorm, Toni Pérez.

La Plaza de Benidorm en Manizales tiene unas dimensiones de 640 metros, dispone de un pequeño estanque y ha sido diseñada por el arquitecto local Gilberto Flórez. Forma parte de un proyecto más ambicioso, cual es la urbanización global del bulevar de la Avenida Centenario.

Las banderas de Manizales y la Comunidad Valenciana ondean en la plaza, sembrada de grandes fotografías aéreas de Benidorm, y destacan en el suelo unas placas de acero en las que se leen los años de fundación de ambas ciudades: Benidorm en 1325, y Manizales en 1849.