"La ciudad vertical es el acierto, consume menos territorio, garantiza servicios y se gestiona mucho mejor". La frase, lanzada ayer en Manizales (Colombia) por el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, consiguió atraer desde el minuto uno la atención de los participantes en el Congreso Iberoamericano de Ciudades Sostenibles, que se celebra en la ciudad con participación de delegaciones de 34 países, auspiciado por la ONU y la UNESCO.

Benidorm ha sido "ciudad invitada" por su vinculación con Manizales (con la que está hermanada desde hace cinco años), y porque allí opera también desde hace tiempo el grupo hotelero Servigroup, con un establecimiento de su propiedad ahora ampliado.

En una parte del mundo que empieza con fuerza a replantearse la forma de crecer y desarrollarse, por muy extenso que sea su territorio virgen, impactó la frase e impactaron las imágenes de Benidorm que se proyectaban en pantalla gigante en la sala de congresos. "Urbanizar de forma dispersa sobre el territorio consume más espacio y requiere más energía, más recursos naturales y más infraestructuras. El modelo de Benidorm es el futuro, porque facilita la gestión de las ciudades". Y el primer edil benidormense lo explicó con datos fiables de recogida de residuos y aprovechamiento y gestión del agua, dos de los aspectos que centran la atención de los congresistas.

"Nuestra ciudad vertical es capaz de acoger en temporada turística alta a cerca de 400.000 personas, pese a que lo construido no representa más allá del 40% de los 37'5 kilómetros cuadrados de nuestro municipio. Frente a otros modelos turísticos de edificaciones bajas y dispersas, el tiempo nos ha dado la razón a quienes apostamos por la concentración", apuntó el alcalde.

Y surgieron las primeras miradas, porque en Colombia y otros países iberoamericanos hablar de 37'5 kilómetros cuadrados es referirse a un pequeño barrio de alguna ciudad de tamaño medio (Manizales alcanza ya los 400.000 habitantes), en el que todo está ocupado, montañas incluidas.

Cuando le tocó el turno de oratoria a Manuel Vicente Duque, alcalde de Cartagena de Indias (Colombia), ya lo tenía claro. "Es bueno ese modelo de desarrollo, y sin conocer el ejemplo de Benidorm nosotros hemos empezado a levantar rascacielos". Y es que la primera conclusión de los participantes en la mesa redonda estaba clara: sin sostenibilidad, nos conducimos irremediablemente al caos. "Los problemas con las basuras y el agua, que Benidorm ya superó, nos acucian ahora a nosotros", añadió el alcalde de Manizales, José Octavio Cardona. "La horizontalidad", remarcó fuera de micro, "es mucho más complicado de gestionar".

Ciudades para vivir

El objetivo del Congreso es aportar idea para hacer de las ciudades "un lugar mejor para vivir". Quizás por ello todos tomaban nota del ejemplo de Benidorm y de sus planes urbanísticos (muchos países iberoamericanos se han lanzado ahora a redactarlos). "¿Cómo una ciudad tan chica puede recibir a tantas personas?", se preguntaban.

Y el alcalde Toni Pérez lo explicó: "Porque tenemos una planta hotelera extraordinaria, muy potente, sólo superada en España por Madrid y Barcelona, y porque nos reinventamos cada día, ampliando y mejorando nuestra oferta turística, porque sólo el camino de la innovación nos permite superarnos".

Por haber, hubo tiempo hasta para la risa generalizada. Fue cuando el alcalde de Benidorm citó al sociólogo y urbanista José Miguel Iribas. "Él decía que Benidorm era al turismo lo que la Coca-Cola a la vida: asequible, divertida, para todas las edades y que además combina bien con todo". Esa cita, no por manida menos certera, levantó aplausos.