Escucharon un estruendo y su vida dio un giro de 180 grados. Se trataba del desplome del muro de contención que separa la carretera CV-778 de sus hogares, de los que fueron desalojados de forma inmediata por el peligro al que se exponían. Un siniestro que tuvo lugar hace un par de meses, a mediados de enero, a raíz de las fuertes lluvias que se registraron en la provincia, en plena ola de frío, y para el que, por ahora, no hay solución. Desde entonces varios vecinos de una urbanización emplazada en el término municipal de Relleu están viviendo su particular pesadilla al no poder volver a sus hogares por el riesgo de derrumbe al que están expuestas.
Ángel es uno de los afectados y en apenas ocho semanas se ha visto obligado a mudarse hasta en cuatro ocasiones. No está solo. Le acompaña su mujer y sus dos hijos, la más pequeña de apenas unos meses de vida. Idéntica situación viven el resto de propietarios de los bungalows afectados por el derrumbe del muro. Cuatro en total. «Esto es desesperante. Nos desalojan con carácter de urgencia pero no nos dan una solución de urgencia», denunció ayer éste propietario, quien sigue sin entender el «abandono» por parte de las administraciones públicas, tanto local como autonómica.
No hay que olvidar que la carretera que ha vencido sobre estas cuatro viviendas es titularidad del Consell. No obstante, fuentes del departamento autonómico de Infraestructuras explicaron ayer, a preguntas de este diario, que el muro de contención que ha caído lo levantó la promotora del complejo residencial, construido hace una década. «Es la promotora la que debe hacerse cargo, no la administración autonómica», sostuvieron ayer desde conselleria.
¿De quién es la culpa?
Esta respuesta eleva todavía más el grado de preocupación de los propietarios ya que, aunque entienden que el muro es de su propiedad, fue el hundimiento de parte de la carretera lo que provocó el alud que les obligó a desalojar sus casas. Por ello, no alcanzan a comprender por qué debe ser la comunidad de vecinos, que aglutina más de un centenar de bungalows, quién deba asumir el coste de la reparación.
De hecho, fue en el episodio de lluvias torrenciales del pasado mes de diciembre cuando se comenzó a agrietar la carretera. «Las precipitaciones produjeron importantes daños en la carretera CV-778 y en el muro que separa de la Comunidad de Propietarios a la altura de las viviendas 68-72», se expone en un escrito donde se detalla que «en un primer momento, las grietas de la carretera y el hundimiento de su margen derecho colindante a nuestra finca sólo provocó el desplazamiento lateral del muro. Con estos daños, se redactó un informe técnico que ponía de manifiesto el riesgo de desplome si no se actuaba con rapidez. El informe se entregó al Servicio Territorial de Carreteras para que se procediera a reparar la carretera y nuestro muro», explica la comunidad de propietarios en el escrito previo a la próxima junta de vecinos.
En ese mismo documento se expone que «el Servicio Territorial de Carreteras tapó solamente las grietas de la carretera e informó a la comunidad que no podíamos tocar nada hasta que no se presentara un proyecto oficial ya que ellos tienen sobre la carretera, el dominio y propiedad en una distancia de 3 metros desde la misma».
Pero mientras se preparaba el citado proyecto, necesario para la reparación de los daños causados por el primer episodio de lluvias torrenciales, se produjeron nuevas precipitaciones que colapsaron el muro arrastrando piedras y mucha tierra hacia los laterales de las viviendas, lo que provocó que los inquilinos fueran desalojados. Un desalojo para el que, de momento, no hay fecha de fin.
