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Recuperar al primer amor

Benidorm quiere volver a atraer al mercado alemán, que perdió tras la fuerte sequía del verano de 1978, a través de la pujante comunidad LGTB germana

Una de las carrozas que participaron en el Benidorm Gay Pride el pasado año. josé palazón

Dicen que el primer amor nunca se olvida. Y, aunque hace décadas que la ciudad de los rascacielos se casó con otro, la comunidad germana sigue siendo para Benidorm como un noviazgo frustrado por las circunstancias, al que se recuerda con cariño. Las circunstancias no son otras que la falta de agua. Los turistas alemanes todavía tienen presente la crisis hídrica que se vivió en la capital de la Costa Blanca durante el verano de 1978 y que trastocó las vacaciones de muchos de sus padres.

Un mal recuerdo para la localidad turística que todavía hoy lastra la llegada de visitantes a Benidorm procedentes de Alemania. Un segmento clave a nivel nacional que, sin embargo, queda reducido a la mínima expresión en tierras benidormenses, en gran parte, por aquella crisis hídrica que hizo tambalear el modelo turístico sobre el que había crecido la ahora más que consolidada capital de la Costa Blanca.

Agosto de 1978. Benidorm se queda sin suministro hídrico. La fuerte sequía hace cumplir las peores pesadillas de los dirigentes locales y, durante varios días, el agua deja de salir del grifo de miles de benidormenses y, lo que es peor, de los hoteles donde se alojan muchos de sus turistas, principalmente, alemanes. La situación es crítica y son los barcos del ejército los que se encargan de trasladar hasta el puerto litros y litros de agua para garantizar el abastecimiento. Residentes y visitantes se ven obligados a cargar con cubas si quieren poder darse una ducha o cocinar. La crisis fue demoledora para el sector turístico y Benidorm tardó años en recuperarse en ese sentido. Y lo hizo, pero no gracias al mercado germano.

Los viajeros alemanes no estaban dispuestos a volver a una ciudad donde el abastecimiento hídrico no estaba garantizado. Aunque, años más tarde, aquello ya era un problema de otra época. De hecho, en la actualidad, Benidorm se ha convertido en un ejemplo en lo que a la gestión hídrica eficiente se refiere y ha ejecutado fuertes inversiones para habilitar un conjunto de infraestructuras que garanticen el abastecimiento de agua, pase lo que pase. Precisamente para que aquella catastrófica situación del verano de 1978 no vuelva a repetirse.

Sin embargo, los esfuerzos no han logrado recuperar al que fuera su primer amor turístico. El hueco que dejaron los germanos fue rápidamente ocupado por los visitantes del Reino Unido, que vieron en Benidorm un lugar perfecto para pasar sus vacaciones. Y suma y sigue. Los británicos son el primer mercado emisor para la capital de la Costa Blanca, que continúa creciendo con fuerza, superando ya incluso las estancias de los viajeros nacionales. Y mientras, el porcentaje del mercado alemán en Benidorm sigue siendo casi anecdótico.

Tanto es así que en la feria ITB de Berlín, una cita clave para el sector a nivel internacional que ha tenido lugar esta semana, la ciudad de los rascacielos no ha estado presente en el expositor genérico que la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) ha habilitado bajo el paraguas de Turespaña. Mientras que el resto de marcas turísticas con las que cuenta la Comunidad sí se ha promocionado en la zona común, Benidorm ha decidido ir por libre para intentar recobrar el amor de los alemanes en términos turísticos.

Así, la marca Benidorm ha estado presente en la «Pink Corner», el pequeño rincón de la amplia feria turística alemana dedicada a la oferta gay. La capital de la Costa Blanca sabe que para reconquistar a los que fueron sus descubridores deben renovarse y vender otros de sus atributos. Por ello, ahora el foco y la esperanza están puesto en la comunidad germana LGTB, una de las más pujantes de todo el mundo.

La ciudad de los rascacielos espera que la comunidad alemana de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, visite los festivales que se organizan en la ciudad dedicados al colectivo LGTB para que vuelvan a encontrar atractiva una ciudad que antaño fue el destino favorito de los germanos. Y, quién sabe si así, además, se vuelva a conquistar a otros segmentos de esta nación, que para más inri elige como primera opción vacacional un destino español, que en muy pocas ocasiones es Benidorm.

Una forma más de abrirse a nuevos mercados en un momento lleno de incertidumbres por la salida de Reino Unido de la Unión Europea. El temido «Brexit» aún no ha tenido efectos reales en la venta de vacaciones para Benidorm pero, por si acaso, la capital de la Costa Blanca prefiere asegurarse la llegada de viajeros de otros países y más si se trata de los que fueron, hace ahora setenta años, en 1950, los primeros visitantes extranjeros que recibió la ciudad.

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