Después de más de una década teniendo que recurrir al agua depurada, los regantes de La Vila Joiosa volverán a recibir a partir de este lunes agua «limpia» procedente del pantano del Amadorio para poder regar sus campos. La medida ha sido acordada por el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa y la Comunidad de Regantes vileros, después de que los últimos temporales de diciembre y enero hayan disparado las reservas hídricas en una comarca que llevaba mucho tiempo azotada por una grave sequía.

El cambio de ciclo propiciado por las intensas lluvias y, con ellas, la abundancia de caudales, ha llevado a ambos estamentos a abrir el grifo a los regantes para que los campos también puedan beneficiarse de esta situación y, a su vez, para evitar tener que acabar vertiendo al mar el agua que tanto se ha echado de menos a lo largo de los tres últimos años.

El gerente de la Comunidad de Regantes de La Vila y vocal del Consorcio, Pedro Alemany, quien a su vez es concejal de Aguas en el Ayuntamiento vilero, explicó que la medida ha sido posible después de que el Consorcio elevara hasta el pantano un total de 500.000 metros cúbicos, que a partir del lunes comenzarán brotar por las acequias que abastecen los cultivos de la localidad. Según Alemany, si todas las previsiones se cumplen, el próximo mes de abril se podría hacer otro bombeo con la misma cantidad de agua para el riego y, además, «teniendo todas las garantías de que las reservas para el consumo humano en la comarca seguirán estando al cien por cien de cara al verano», agregó el portavoz de los regantes.

No en vano, según las últimas mediciones oficiales publicadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar, el embalse del Amadorio acumula un total de 13,5 hectómetros cúbicos, lo que representa el 87,49% de su capacidad. A ello se suma el hecho de que desde las fuentes de l'Arc y l'Algar siguen llegando 150 y 800 litros por segundo, respectivamente, lo que hace que en unos días la presa acabe alcanzando el cien por cien y no quede otra que desembalsar agua al mar. Y eso es lo que, de todas todas, quieren impedir los regantes.

Recuperar la ilusión

La posibilidad de volver a utilizar agua del Amadorio para regar los cultivos ha generado enormes expectativas.

El sistema de gestión hídrica de la Marina Baixa basa gran parte de su éxito en la solidaridad de los regantes, que en su día cedieron sus derechos sobre el uso del agua para que el resto de municipios pudiera beber. A cambio, los agricultores perciben agua depurada para regar los campos, unos caudales que, como insisten en afirmar todas las partes implicadas en el proceso, «tienen toda la calidad y las garantías de salubridad requeridas». Pero no es de lluvia.