Un pleno interminable que se zanjó casi al filo de la medianoche tras 14 horas de debate. No hubo un punto clave al que culpabilizar del atasco. Las polémicas se fueron sucediendo en cada uno de los 27 puntos que contenía la sesión, más las tres mociones de urgencia presentadas por la oposición «in extremis». No obstante, hubo un punto en el que todos se pusieron de acuerdo: mostrar su apoyo al comercio local para reducir el impacto de la primera gran superficie de la ciudad.
El viraje en la actitud del comercio de Benidorm ante la llegada de la primera gran superficie a la ciudad de los rascacielos quedó ayer patente en la sesión plenaria. Después de agotar todas las vías para frenar la modificación del Plan General con la que se levantó el veto a los centros comerciales en todo el suelo benidormense y anunciar que plantarían batalla en los tribunales al citado cambio de la carta urbanística, la Asociación Independiente de Comerciantes de Benidorm y comarca (Aico) ha decidido dar un importante giro en su estrategia de lucha.
Así, el colectivo se lanzó la pasada semana a la piscina para buscar el apoyo municipal con el fin de minimizar, en la medida de lo posible, el impacto que tendrá en los negocios emplazados en el casco urbano la apertura de un centro comercial en la ciudad turística. Y objetivo conseguido. Todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento votaron en el pleno de ayer a favor de constituir una mesa de trabajo con Aico para abordar la llegada de la gran superficie.
La propuesta fue elevada a pleno por el propio gobierno local del PP con la intención de «facilitar información a toda la sociedad» sobre los avances de este proyecto, como explicó el portavoz del ejecutivo, José Ramón González de Zárate. Una instalación que planea desde hace años sobre el polígono industrial de Benidorm, creando una gran tensión entre el pequeño comercio de la ciudad, que siempre se ha mostrado contrario a la misma. Sin embargo, Aico ha decidido cambiar su estrategia e intentar contar con el respaldo del Ayuntamiento para minimizar, todo lo posible, el impacto que inevitablemente tendrá para las tiendas del centro la llegada de un gigante comercial al extrarradio de la ciudad de los rascacielos.
Y todos los grupos aplaudieron la iniciativa y votaron a favor de la constitución de esta mesa de trabajo, que está previsto que se reúna una vez al mes, según apuntaron. Desde Compromís-Los Verdes quisieron dar un paso más allá y su portavoz, Josep Bigorra, pidió que estas reuniones cuenten con un acta que pase por comisiones para dotar de mayor formalidad y consolidar los acuerdos que se alcancen en el seno de este nuevo órgano de debate. Una enmienda que salió adelante. Desde C's, Rafael Gasent, celebró que por fin los comerciantes de Benidorm están donde se merecen.
El presidente de Aico, Raúl Parra, aclaró que la intención es buscar que la administración local realice una serie de inversiones para mejorar la escena urbana y mejorar las conexiones entre el polígono industrial -donde se instalará el centro comercial- y el casco urbano con el objetivo de «que haya la menor bajada de ventas posible cuando la gran superficie eche a andar». Asimismo, Parra rechazó acudir a los tribunales para intentar dejar sin efecto la modificación del PGOU que permite instalar este tipo de instalaciones en Benidorm pese a que así lo anunció hace algo más de un mes. Finalmente se ha optado por tomar otra ruta y buscar alianzas con la autoridad municipal.
Sesión maratoniana
La maratoniana sesión arrancó a las 9.00 de la mañana y se prolongó más de 14 horas a pesar de no contar con ningún punto de gran calado. Los ediles y el público asistente tan sólo descansaron algo más de una hora pasadas las 14.00 para comer y reponer energías, que gastaron sin lugar a dudas hasta cerca de las 00.00 horas.
