Al amanecer en temporada estival solo verás mujeres con uniformes en las calles de Benidorm. Las autodenominadas «kellys», las camareras de piso de los hoteles camareras de piso de los hotelesde la capital de la Costa Blanca y la comarca de la Marina Baixa, comienzan su jornada laboral a las 7 de la mañana. «Llegas y tienes que empezar a correr, después de la limpieza de zonas comunes tenemos unos veinte minutos para desayunar pero muchas nos tomamos rápidamente el café porque sabemos que si a las 9 no comenzamos a preparar los carros para limpiar las habitaciones que tenemos asignadas no vamos a acabar a las tres».
Siempre a contrarreloj. Las kellys denuncian que la sobrecarga de trabajo que soportan es tal que deben limpiar una media de 25/30 habitaciones en seis horas.
«Eso, sumado a pasillos, ascensores, escaleras y demás elementos comunes de las plantas que nos corresponden», señalan. Aseguran que no se puede determinar cuántas habitaciones deberían cumplimentar y recuerdan que «no trabajamos con un horario, lo hacemos con un parte y si no acabas a tiempo te expones a una sanción porque no puedes quedarte más allá de las tres de la tarde -muchas compañeras deben recoger a sus hijos de las guarderías o colegios, señalan- o, si te quedas, a no cobrar las horas extras, ya que no están reguladas».
Esta misma semana, los sindicatos de UGT y CC OO pidieron que se incluya en el próximo convenio colectivo de hostelería la vigilancia a la carga de trabajo que soportan las camareras de piso para evitar abusos. Por su parte, desde el colectivo de las kellys demandan que se realicen los estudios correspondientes, teniendo en cuenta factores como las categorías de los hoteles y sus necesidades, para determinar cuánta carga de trabajo se puede asignar a una camarera de piso. «Ello revelaría que hace falta más personal en los hoteles», afirman totalmente convencidas.
Las limpiadoras aseguran que están «cansadas de los abusos e irregularidades en las contrataciones». Exigen además que se favorezca la conciliación familiar. «Somos una ciudad que vive del turismo, necesitamos más guarderías municipales acordes a nuestro horario laboral», añaden.
