Benidorm despidió ayer a Manuel Varo Tejonero, cabo primero de la Guardia Civil de la ciudad, quien falleció el pasado martes a los 63 años de edad tras luchar contra una grave enfermedad. Su muerte llenó ayer de tristeza y conmoción a la sociedad benidormí, de la que era parte activa y destacada. Hijo y padre de guardias civiles, la ciudad lloró ayer su pérdida.

El cabo Varo era la cabeza visible del cuerpo en Benidorm. Tanto es así que cada 12 de octubre, día de la patrona de la Guardia Civil, al término de la misa en honor a la Virgen del Pilar, ofrecía un discurso con el que llenaba de emoción a los asistentes. Una costumbre que se había convertido ya en una parte más de la celebración. Varo desarrollaba su actividad en el departamento de Atestados de Benidorm y sus méritos profesionales le llevaron a recibir la medalla de la Dirección General de Tráfico hace unos años.

Pero su entrega iba mucho más allá y, de hecho, en los últimos años de su vida dedicó parte de su tiempo a enseñar a los más pequeños la importancia de las reglas de seguridad vial. Así, ofrecía charlas en los centros escolares de la ciudad turística sobre las normas a seguir tanto como peatón como al volante. Muchos profesores y alumnos todavía recuerdan sus palabras, cargadas de sabiduría y experiencia.

Nacido en Cádiz, Varo llegó muy joven a Benidorm. En el año 1975, cuando contaba con apenas 22 años, para desarrollar su tarea en el entonces denominado puesto de la Guardia Civil. Tres años después fue trasladado a Gerona y de ahí seguiría su periplo hasta Eibar (Guipúzcoa) en unos años en los que formar parte de la Benemérita en el País Vasco era sinónimo de enfrentarse al terror cada día.

Ya en el 1981 retornó a Benidorm, ciudad que le acabaría acogiendo como uno más. Destacadas personalidades le despidieron ayer en un multitudinario funeral en el tanatorio de la Marina Baixa.