Los vecinos de l'Alfàs del Pi y La Nucía ya pueden volver a beber agua del grifo sin temor a poder poner en riesgo su salud. Así lo confirmó a primera hora de la tarde de ayer la Dirección General de Salud Pública, por medio de una comunicación remitida a los ayuntamientos de ambos municipios en la que les informaba que los caudales que salen de la red son aptos para el consumo humano y, por tanto, les autorizaba a levantar la prohibición adoptada los pasados días 22 y 23, respectivamente, tras confirmar que los altos índices de turbidez provocados por las intensas lluvias habían disminuido ya hasta parámetros normales.

No ocurrió lo mismo en el caso de Altea, donde al cierre de esta edición el Consistorio seguía sin recibir autorización por parte de este departamento sanitario y se vio obligado, un día más, a mantener las restricciones a todos los vecinos del municipio, a excepción de los que residen en Altea la Vella y las urbanizaciones de Bernia. Y ello, a pesar de que los resultados de las analíticas también habían sido positivos y situaban el parámetro de turbidez «dentro del rango aceptado por el Real Decreto 14/2003», tal y como confirmaron fuentes municipales.

El escrito remitido por Salud Pública a La Nucía y l'Alfàs, al que ayer tuvo acceso este diario, especifica que «vistos los últimos resultados registrados en los boletines analíticos de las zonas afectadas para el parámetro en cuestión -turbidez del agua- y el informe favorable emitido con fecha de 28 de diciembre desde el Centro de Salud Pública de Benidorm, se confirma la aptitud del agua distribuida (...), calificándose ésta como AGUA APTA PARA EL CONSUMO HUMANO». No obstante, para poder hacer un mejor seguimiento de la situación, el documento también exige a los ayuntamientos remitir «como mínimo, dos controles diarios del parámetro afectado y del cloro libre residual, al menos por un periodo de diez días posteriores al levantamiento de la restricción».

El fin de la prohibición de beber agua del grifo o preparar alimentos en l'Alfàs y La Nucía, tras el levantamiento que ya se decretó el domingo para los residentes en la zona de l'Albir, pone fin a una larga semana para los más de 40.000 vecinos de ambas poblaciones, que han pasado las fiestas navideñas teniendo que recurrir, sin otra opción, al agua embotellada.

El motivo de las restricciones responde a las intensas lluvias que cayeron hace diez días sobre la comarca. La fuerza del agua removió los sedimentos de la presa y del cauce del Guadalest, desde donde se abastece a estas tres poblaciones, lo que disparó la turbidez de los caudales que llegan al grifo para ser consumidos. A ello se une que ninguno de los tres municipios afectados dispone de una planta potabilizadora, donde se podría haber tratado el agua en el paso previo a su llegada a los hogares.

Desde Altea esperan poder sumarse hoy a sus pueblos vecinos y permitir también el consumo.