El Ayuntamiento de l'Alfàs del Pi emitió ayer por la tarde un bando para restringir el uso del agua del grifo al consumo humano de sus más de 21.000 habitantes tras las graves inundaciones que se registraron hace unos días en la zona. Así, en el documento se advierte de que «con el objetivo de evitar riesgos para la salud del consumidor se califica el agua de la zona de abastecimiento de l'Alfàs del Pi, como no apta para bebida, preparado de alimentos, así como para higiene personal, pudiéndose utilizar para cualquier otro uso».

La restricción del consumo del agua es consecuencia de las fuertes lluvias que hace unos días asolaron la comarca de la Marina Baixa. Las corrientes provocaron un «efecto arrastre» que terminó por remover el agua del pantano de Guadalest, que abastece a l'Alfàs. De ahí que se solicitara una análitica para examinar el por qué del enturbamiento del agua. Un estudio que detectó anomalías en los parámetros de turbidez de los caudales, como se indica en el bando.

Todo ello provocó que el agua del grifo saliera estos últimos días algo más «blanquecina» de lo normal, según explicaron fuentes municipales y de Hidraqua, quienes recalcaron que la decisión de declarar el agua «no apta» para el consumo humano se trata de una medida de precaución para evitar cualquier mínimo incidente e insistieron en que la intención es resolver este contratiempo a la mayor brevedad para que los vecinos vuelvan a tener acceso al suministro de la red pública de cara a Nochebuena o el día de Navidad. Aún así, estas mismas fuentes aclararon que la medida obedece a que los caudales no alcanzan los criterios de calidad requeridos por la Dirección General de Salud Pública para el consumo humano.

Una situación similar se dio esta semana en Cocentaina. Sin embargo, los vecinos de esta localidad pudieron volver a beber agua de la red pública en el día de ayer, después de tres días de restriciones.

Las filtraciones en el pozo de la Querola, en Cocentaina, obligaron a restringir el consumo de agua en la pedanía de l'Alcúdia y en los polígonos industriales de Sant Cristòfol así como en les Jovades desde el pasado martes. Las intensas lluvias registradas en el último temporal llevaron consecuencias negativas a la red de agua de la villa condal puesto que se detectó tierra en uno de los pozos que suministra a la localidad y a una de sus pedanías. Nada más detectar el problema, el Ayuntamiento puso una solución alternativa que consistió en abastecer desde el pozo de la Boronà a través de los depósitos de Santa Bárbara y Sant Cristòfol.

A pesar de poner en marcha esta acción, el Consistorio recomendó a la ciudadanía que no consumiera ni cocinara con agua potable hasta que las autoridades municipales anunciaran que ya se podía. Un anuncio que llegó el pasado miércoles por la tarde.

De esta manera, el abastecimiento volvía a la normalidad pero ayer a primera hora de la mañana se produjo un incidente que obligó, de nuevo, a restringir el consumo.

El Ayuntamiento informó que «debido a un error técnico mientras se limpiaba el depósito de Sant Cristòfol, el agua sucia de barro se ha mezclado con la limpia». De nuevo, los vecinos tuvieron que volver a adquirir agua embotellada para poder cocinar y beber. Esta situación estuvo vigente hasta las 19.30 horas. En ese momento, y tras comprobar que los resultados de los análisis, el Ayuntamiento anunció que el agua ya era apta para su consumo.

Sin embargo, informaron que en l'Alcúdia y en las mencionadas áreas industriales todavía no se podía utilizar el agua del grifo. El motivo es que sólo hay un depósito abasteciendo a todo el municipio, por lo que el Consistorio priorizó esta área a las industriales.

Con todo, las autoridades municipales recomendaron ayer por la tarde un «uso racional» del agua precisamente porque solo se está bombeando de un receptáculo. Una medida temporal hasta que se limpie el pozo afectado.