«Esto no se veía en años. Tanta agua, ese ruido al caer,... Es una maravilla de la naturaleza». La marcha del temporal de levante que ha azotado estos días la provincia y las intensas lluvias que dejó tras él, dieron ayer paso a la calma. Y, con ella, a una estampa paradisíaca en las Fuentes del Algar de Callosa d'en Sarrià, uno de los parajes naturales únicos en la provincia. Decenas de personas, cámara en mano, se acercaron durante toda la jornada para ver caer el agua por su cascada principal, conocida como el Toll de la Caldera por la forma natural de su interior y que, tras casi tres años de intensa sequía, volvió a rebrotar con fuerza un día después del desbordamiento del río Algar.

Por difícil que parezca a todo el que haya visto las imágenes del lunes, cuando el caudal superó los 50.000 litros por segundo, la zona de las fuentes y las viviendas y restaurantes enclavados en su entorno apenas sufrieron ni un daño. «Nosotros tenemos una caseta un poco más abajo y está perfecta», explicaron Juanjo Samper y Ana Pérez, un matrimonio callosino que no quiso perderse el día después y recorrieron todas las zonas del Algar a las que se podía acceder junto a Isabel Menaches, la madre de ella. «La gente nada ahí en verano y ahora sería imposible. El agua sale con una fuerza tremenda», decían asombrados, y repetían la de años que hacía que no se veía nada igual a otros paisanos con los que se cruzaban.

Juan José Calvo, también vecino de Callosa, vivió la crecida del río en primera persona. «Ayer -por el lunes- esto daba miedo. Parecía que se lo llevaba todo. Caía una lengua de agua impresionante», explicaba a su amigo Rafael Berenguer, con quien ayer regresó a las fuentes para ver los efectos de la tormenta. «Y el Toll Blau y la presa deben estar preciosos, pero hasta allí no se puede llegar», se lamentaban.

Además de la fuerza que ha recobrado la cascada, las lluvias también han hecho brotar fuentes naturales que llevaban años secas, como la Font del Moro o la de la Figuera. «La gente del pueblo teníamos muchas ganas de verlas salir, por eso no paran de venir», explicó Francisco, del restaurante Les Fonts, enclavado junto a la cascada y que, pese a su cercanía al río, ayer amaneció perfecto: «En la riada de 2007 sí tuvimos muchos daños, pero después se hizo obra y se acondicionó y esta vez no ha pasado nada». Lo mismo explicó Victoria Carreres, del Algar de Don Joan: «Estuvimos todo el día pendientes de ver lo que pasaba y lo sellamos todo para evitar la máxima, pero el agua no sobrepasó el límite y no hay que lamentar daños», manifestó.

Trabajadores municipales explicaron que el único daño destacable en todo el paraje es la rotura de parte de un puente en la zona del Toll Blau. «Lo importante es que se han llenado los acuíferos con la falta que hacía y que las casas y los negocios están bien», coincidían muchos de los consultados, que confían en no tener que esperar tanto para las próximas lluvias.