Tenían libertad para abrir pero, sin embargo, una inmensa mayoría se decantó ayer por echar el cierre a su tienda para poder disfutar en cuerpo y alma de las Fiestas Mayores Patronales de Benidorm. A pesar de que en la capital de la Costa Blanca el 14 de noviembre es festivo local, el Servicio Territorial de Comercio y Consumo autoriza la apertura de los pequeños establecimientos de la ciudad. Una forma de permitir a aquellas tiendas que van más justas aprovechar el filón de las celebraciones para hacer caja durante los días grandes de la ciudad.

No obstante, pese a la autorización, la gran mayoría del pequeño comercio no estaba ayer por la labor de abrir. «Es un libre albedrio. Si tu cliente al final es gente del pueblo que está disfrutando de los festejos pues no sale a cuenta», explicaba ayer el presidente de la Asociación Independiente del Comercio de Benidorm (Aico), Raúl Parra.

De ahí que, pese a la autorización, la gran mayoría del pequeño comercio haya preferido echar el cierre a sus tiendas. Con todo, algunos si se decidieron por abrir, aunque fueron los menos.

Provisiones para las peñas

Los que sí abrieron, aunque de forma parcial, fueron los supermercados, especialmente aquellos emplazados en el centro de la ciudad. La gran mayoría optaron por reducir su horario y cerrar sobre las dos de la tarde. De esta manera, tanto los peñistas que estos días toman las calles del Calvari como los vecinos de la zona, se echaron a los pasillos de muchas de estas tiendas para cargar de provisiones sus neveras ante el cierre de mañana, que también es festivo y sí se clausurarán al completo todos los establecimientos de la ciudad turística.

Por ello, la imagen más repetida ayer por la mañana en los pasillos de los supermercados más céntricos, como en la calle Tomás Ortuño donde se aglutinan varios de ellos, era la de hombres y mujeres que ataviados con su blusón festero cargaban de bebida o comida en el ecuador de las celebraciones.

En cambio, en Paseo de la Carretera o en la calle Gambo, por ejemplo, las grandes franquicias de ropa prefirieron cerrar sus puertas. Muchos turistas llegados desde otros puntos de España no entendían nada. Otras tiendas, las que suelen abrir también los domingos, sí que mantuvieron su actividad durante el lunes festivo para resignación de sus trabajadores. «Nos ha tocado venir un ratito. Que le vamos a hacer», decía ayer una de las dependientas del centro.

La cortina de agua que empañó parte de la jornada festera de ayer hizo que muchas tiendas vieran incrementar su número de ventas ante la entrada masiva de viandantes que buscaban un refugio a las gotas de lluvia. Por lo que, en algunos casos, hacer el esfuerzo y abrir, pese a ser festivo, sí mereció la pena.