La tradición marca que el domingo de Fiestas se debe comer «putxero amb pilotes». Y así lo hicieron ayer la inmensa mayoría de peñas. Una costumbre que sobrevive al paso de los años, aunque con aires renovados. Y es que cada vez más festeros se decantan por contratar un cátering para llenar sus estómagos durante los días grandes, especialmente en jornadas como la de ayer, en la que todos esperan ansiosos un plato de cuchara tan típico como reconfortante tras dos noches de juerga y desenfreno en el Calvari.

Pasadas las dos de la tarde, muchos repartidores hacían entrega a los hambrientos peñistas de grandes bandejas de plástico con el mítico caldo con pelotas. Un manjar que, tradicionalmente, se cocinaba a fuego lento en el interior de las sedes festeras. Este hábito se mantiene intacto en algunas peñas pero, sin embargo, en otras se está perdiendo por las escasas dimensiones de los locales o la ausencia de cocina. De ahí que cada vez más los bares lleven las «pilotes» a domicilio.

«Es mucho más cómodo. Nos lo traen y todo es de plástico así que luego no tenemos que fregar. Se ensucia mucho menos», explicaban ayer desde la peña L'Esquirol, que se decanta por esta opción. También los peñistas de Gripau se han sumado a esta tendencia. «Al final es lo más rentable», señalaban a la vez que apuntaban que los años que han tenido cocinero todo el proceso es más complicado. «Tienes que comprar tú todos los ingredientes y si no no es una peña muy numerosa no sale a cuenta», apostillaban.

Coste

La cuestión económica, precisamente, es otro de los factores que lleva a muchas peñas a tirar de cátering. El precio de los menús ronda entre los 12 o los 18 euros por cabeza, según apuntaban ayer desde Abreca, colectivo que representa al sector hostelero de Benidorm, aunque algunos festeros han logrado contratar comida por alrededor de nueve euros.

Este hecho hace que, al final, los bares y restaurantes de Benidorm hagan caja durante estos días no solo por la llegada de visitantes si no por los propios peñistas. «Las fiestas son un buen reclamo para el negocio en plena temporada baja», señaló ayer Javier del Castillo, presidente de Abreca.

Pero los bares no sólo hacen caja estos días por los repartos a domicilio. Muchas peñas encargan la comida y son los propios festeros los que se acercan a recogerla, mientras que otros directamente se quedan a comer en el restaurante. Es el caso de la peña El Mal Pas. «Somos muchos y no tenemos espacio en el local. Así que la mejor opción es venir aquí. Y además es mucho más cómodo», explicaban ayer sus componentes. Los integrantes de La Foscor, en cambio, prefieren llevárselo a su sede. «La esencia es estar en el local y exprimirlo al máximo durante los días de fiestas», señalaron.

Pese a que todo parecen ventajas, las peñas más grandes prefieren mantener la tradición y contratar un cocinero profesional que les asegure el éxito culinario durante los días grandes.