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El oso enjaulado en una finca de Finestrat salió en la televisión y hace bolos en fiestas

El dueño del terreno donde vive el animal afirma que su propietario «lo cuida mucho y lo pasea por el campo todos los días»

Dos agentes del Seprona inspeccionan el remolque donde está enjaulado el oso, ayer. JOSÉ PALAZÓN

«Toca la trompeta, baila, le gusta mucho jugar y que lo bañen... Sólo le falta hablar». Así relata el dueño de la finca de Finestrat donde vive un oso enjaulado dentro del remolque de un camión las «habilidades» de este animal salvaje, al que su dueño tiene amaestrado para realizar numerosas actividades propias de un humano, que le permitieron llevarlo a un programa de televisión y hacer bolos en espectáculos y fiestas de lo más diversas. «Hace poco salió en la tele, porque sabe hacer de todo», agregó el responsable de la finca, que explica que cedió una parte de la misma al dueño del oso para que pudiera dejar el remolque, pero que nada tiene que ver con el animal.

Este ejemplar ha saltado a la luz pública después de que varias agrupaciones animalistas, como la alteana Somos Gos y la federación provincial Fedanimal, denunciaran ante la Guardia Civil las «pésimas condiciones» de vida en las que se encuentra. Principalmente, porque vive en un habitáculo de muy reducidas dimensiones para su tamaño, en el que apenas puede moverse o girar sobre sí mismo, y porque hasta el lugar en el que está anclado el remolque se puede acceder fácilmente, dado que carece de vallado u otras medidas de seguridad.

Ante esta denuncia, el propietario de la finca aseguró ayer que el oso está «muy cuidado. Su dueño viene todos los días a darle de comer, lo saca a pasear, lo baña...». No obstante, para corroborar su situación, una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil volvió a desplazarse ayer hasta este paraje y poder contrastar los hechos denunciados por los animalistas. Los agentes intentaron contactar con el dueño del animal, aunque no lograron que les cogiera el teléfono.

Tras realizar la inspección, el Seprona descartó que el animal esté sometido a presunto maltrato, ya que, a su juicio, está bien alimentado, tiene agua, un lecho de serrín y el remolque donde está la jaula reúne las condiciones de seguridad: «No hay riesgo de que alguien desde fuera la pueda abrir o acercarse al animal, aunque no haya un vallado perimetral», señalaron. Igualmente, los agentes explicaron que la ley tipifica como delito de maltrato animal acciones que puedan provocar «lesiones graves o la muerte», circunstancias que, a su juicio, no concurren en este caso.

Por último, también señalaron que, para poder tener un oso en propiedad, la legislación tan sólo exige disponer del CITES -un documento sobre la procedencia del mismo, para impedir el comercio ilegal de especies- y obtener la catalogación de núcleo zoológico.

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