Dos fantasmas muertos de la risa reciben estos días a cualquiera que visite la planta de Pediatría y Neonatos del Hospital Comarcal de la Marina Baixa. También, telarañas, murciélagos, esqueletos, calabazas, banderitas y cualquier otro elemento digno de la mejor fiesta de Halloween. Lo hacen, gracias a una iniciativa del personal de Enfermería de este departamento hospitalario, que en vista del auge que esta celebración tiene sobre todo entre la población infantil, ha decidido este año decorar pasillos y habitaciones para hacer más llevadera la estancia a los niños que durante estos días se encuentran ingresados en el Hospital. Y, a su vez, para que este año, pese a estar malitos, puedan seguir celebrando la fiesta como probablemente lo harían si estuvieran en el colegio o en casa.

La mayoría de elementos decorativos que se distribuyen a lo largo de toda la planta han sido elaborados a mano por las enfermeras o auxiliares, muchas de las cuales también lucen en el propio uniforme otro tipo de adornos, como pequeños sombreros de bruja o broches alusivos a la celebración. «Cuando hay un día tranquilo o por las noches, cuando los niños están durmiendo, hay muchas horas en las que apenas hay actividad. Así que entre eso, y sacando tiempo propio, nos hemos puesto todas manos a la obra para que la planta estuviera bonita», explican las promotoras de esta iniciativa.

Una de las cosas que más tuvieron en cuenta es que nada de lo que se colocara pudiera provocar miedo en los niños. «Por eso todas las figuras, como los fantasmas o las calabazas, están sonriendo», mantienen. Igualmente, los materiales empleados, que han sido en su mayoría donados por Cruz Roja, son aptos para estar en estancias hospitalarias. La ONG también ha llevado al hospital un «photocall» artesanal con una bruja dibujada, para que los niños puedan fotografiarse con ella.

«Los nenes que están en planta, en cuanto lo vieron, se emocionaron muchísimo, porque Halloween es para ellos una de las fiestas que más les divierte y que más reconocen», explican las enfermeras. Y lo mismo les ocurre a los menores que también acuden para consultas externas, a las familias o a pacientes y sanitarios de otras plantas, a los que también ha llamado la atención esta propuesta.

Ahora, las enfermeras y auxiliares ya están manos a la obra para volver a sorprender con otra decoración de cara a la Navidad, una de las fechas en las que más duro se hace tener a un menor ingresado.