Volver, volver, volver. Tenderos y clientes del mercadillo municipal que se monta los miércoles en Benidorm han hecho suyo el estribillo del famoso tango de Carlos Gardel cuando se les pregunta cuál es para ellos la mejor ubicación para albergarlo. El debate abierto a raíz de la recogida de firmas que está llevando a cabo la asociación de vecinos de Els Tolls para mantener los puestos en su barrio no acaba de cuajar para la mayoría de personas que cada semana se dan cita en este mercado, que abogan mayoritariamente por que éste regrese a su emplazamiento tradicional, en la explanada de Mercasa, en cuanto acaben las obras del parque del barrio de Foietes-Colonia Madrid, previstas para el primer trimestre de 2017.
«Allí vendíamos más», mantiene Cristina Martín, una frutera cuyo tenderete se ubica en la avenida de Inglaterra. «Cuando estábamos en Mercasa, todos los puestos de fruta y verdura estábamos en la misma zona y había más competencia, pero ahora montamos nosotros aquí arriba y el resto, en la parte de abajo -junto a la zona de la plaza de toros-. La mayoría de la gente compra en los primeros y aquí no llegan ni por casualidad», se lamenta esta comerciante, que reconoce estar «deseando» el regreso.
Igual que ella opinan otros vendedores, tanto de productos de alimentación como de textil o zapatos. Manolo Cortés vende ropa en el mercadillo desde hace décadas. Afirma que, aunque en el Recinto Ferial, donde está su «tienda», el espacio es más amplio y los vendedores pueden exponer su género con mayor comodidad, «se nota que hay menos ventas». Y lo mismo sostiene Manuel del Pozo, que regenta un puesto de calzado y zapatillas de andar por casa: «En Mercasa, además de la gente de Benidorm que viene a comprar, hay muchos hoteles que trabajan con el Imserso y en los meses de invierno se nota que hay más compradores de la tercera edad. Están de vacaciones, vienen al mercadillo a pasear y casi siempre cae algo», señala este mercader. Del Pozo explica también que en la zona de Els Tolls el público se reduce «a la gente del barrio y poco más», lo que ha hecho que el número de puestos en este emplazamiento haya caído: «Hay gente que ha dejado de venir con su género porque hay menos negocio que antes», agrega.
Dudas sobre su adaptación
Aunque la opinión mayoritaria de los tenderos pasa por volver al barrio de Foietes-Colonia Madrid, todos reconocen tener dudas. Dos por encima de otras: por un lado, cómo responderá el público ante un nuevo traslado, el segundo en año y medio; por otro, cómo se distribuirá el mercado en aquel recinto, que también se ha remodelado con las obras. Por eso, algunos de los consultados no quisieron pronunciarse sobre sus preferencias hasta probar las nuevas instalaciones en el mes de noviembre, cuando el mercadillo se montará en Mercasa de forma provisional por las Fiestas Patronales.
Lo mismo piensan los clientes. Usuarios habituales de este mercadillo son también en su mayoría favorables al regreso a Mercasa. Muchos, porque les pilla más cerca de sus viviendas, un argumento que, no obstante, también esgrimen quienes abogan por mantenerlo en Els Tolls; otros, porque «estamos acostumbrados a comprar allí y es todo más cómodo», señala Pepi López. Sin embargo, quienes creen que es mejor mantenerlo en Els Tolls exponen su temor de que la supresión de plazas para aparcar en el barranco de Foietes complique el acceso a quienes van al mercadillo en coche desde otras zonas de la ciudad. «Aquí es muy cómodo, porque casi siempre vienes y aparcas», afirma Ana Isabel García.
El Ayuntamiento aún no ha decidido cuál será la ubicación definitiva y ya avanzó que, para hacerlo, valorará todas las opiniones.
