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Benidorm

Pequeños acreedores logran que un juez suspenda el plan de liquidación del InTempo

El magistrado paraliza la venta del rascacielos hasta que haya una sentencia firme sobre la posición del «banco malo» para cobrar la deuda

Pequeños acreedores logran que un juez suspenda el plan de liquidación del InTempo

Los pequeños acreedores del edificio InTempo de Benidorm han ganado una nueva batalla, en la particular guerra de David contra Goliat que libran con el «banco malo». El juez del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante ha acordado la suspensión del proceso de liquidación de este rascacielos hasta que no haya una sentencia firme sobre la demanda planteada por los afectados por los impagos de Olga Urbana que cuestionan la posición privilegiada de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) para cobrar la deuda. Esta decisión se suma a otra que acordó el magistrado semanas atrás para dejar en «stand-by» la adjudicación del edificio a la Sareb.

El auto del magistrado toma en cuenta la petición de los acreedores personados en la causa y paraliza «sine die» la venta de este gigante de cristal y hormigón, como medida cautelar para garantizar que el inmueble no irá a parar a otras manos hasta que se resuelva cuánto y en qué orden debe cobrar cada una de las empresas, entidades bancarias o particulares que figuran como acreedores.

Así lo confirmaron fuentes relacionadas con la causa, que se muestran satisfechas con la decisión del juez y consideran que es una medida que «tranquiliza» a los afectados, que no descartan tener que recurrir a numerosas instancias si en la primera no prospera su demanda. De hecho, como ya han avanzado en otras ocasiones, reiteraron su intención de ir hasta el final para defender su derecho de cobro preferente frente al «banco malo».

La primera vista

La primera oportunidad será el próximo 28 de octubre, fecha en la que está fijada la vista para resolver el incidente concursal planteado por estos pequeños acreedores en el juzgado. Como ya contó en su día este diario, varias empresas y profesionales que trabajaron para Olga Urbana en la construcción del InTempo, así como particulares que dieron una señal para comprar una casa, plantearon esta demanda incidental como uno de los últimos cartuchos para no acabar perdiendo toda la inversión que realizaron.

En ella cuestionan el orden de posiciones de cobro establecido por la administradora concursal y aprobado por el juez cuando se inició el proceso, según el cual el «banco malo» tenía una posición de privilegio sobre el resto. Los afectados consideran que debía ser un acreedor subordinado; es decir, el último en cobrar, al haber actuado durante un tiempo como administrador de facto de la sociedad en liquidación.

En el caso de que no se atendiera su petición, todo apunta a que estos «pequeños» acreedores acabarán sin percibir ni un euro por una sencilla razón. El volumen total de la deuda reclamada a Olga Urbana asciende a 140 millones de euros, de los cuales sólo cerca de 100 corresponderían a la Sareb. El edificio se tasó en 90 millones pero la mejor oferta recibida por el juez en el proceso de liquidación, realizada por la propia entidad, no superaría los 59, de los que no tendría que aportar ni un euro porque la deuda que reclama supera con creces esta cantidad. Por tanto, el dinero tan sólo llegará a cubrir parte de lo que reclama el privilegiado, lo que dejaría al resto sin recuperar ni un sólo céntimo.

Un gigante sin salida

La suspensión de la liquidación del InTempo afectaría única y exclusivamente a este edificio y no al resto de activos de Olga Urbana que también se incluyeron en el concurso de acreedores. Entre ellos, el edificio Edimar IX, también en Benidorm y donde el juez ya habría adjudicado varios locales y viviendas. O, dicho de otra manera, el plan de liquidación continúa adelante a excepción de lo previsto para este rascacielos, cuya venta queda con esta decisión judicial más en el aire que nunca.

Todo apunta a que, con este último auto del juez, se tardará mucho tiempo en encontrar una salida para el InTempo. Principalmente, porque ni los acreedores ni la Sareb parecen dispuestos a dar su brazo a torcer y conformarse con lo que dicten los tribunales en primera instancia. Las sentencias y recursos podrían demorarse por un periodo de tiempo que nadie es capaz de augurar. Y, al no haber venta, tampoco habrá posibilidad de finalizar las obras.

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