En la solapa, en el sombrero, en el estampado del vestido o sobre la chaqueta del uniforme. Cualquier lugar fue ayer bueno para lucir una de las decenas de amapolas hechas de papel con las que los miembros de la Royal British Legion sembraron el Rincón de Loix de Benidorm, en la celebración del «Poppy Appeal». Se trata de una cuestación popular que realiza a nivel mundial esta agrupación de excombatientes para ayudar a los heridos de guerra de su país y que ha convertido a esta flor en el símbolo de la ayuda a los militares veteranos, debido a la tradición popular británica según la cual en muchos escenarios en los que se libraron las más cruentas batallas de la Primera Guerra Mundial brotaron amapolas por la sangre derramada por miles y miles de soldados.

El acto se inició con un desfile por el Paseo de Levante en el que participaron los representantes de las 14 «escuadras» de la Royal British Legion en la zona de Levante, ataviados con sus uniformes y sus banderas. Tampoco faltó una banda de tambores y gaitas, cuyos músicos lucieron la falda escocesa, así como familiares de excombatientes y centenares de británicos que pasan sus vacaciones en la zona y que se acercaron para seguir la celebración. A todos ellos se unieron la cónsul británica en Alicante, Sara Jane Morris; los representantes de la Royal British Legion y de Poppy Appeal en España, Nigel Hails, Robin Hargrave y el teniente coronel David Whimpenny; y el alcalde de Benidorm, Toni Pérez.

Tras finalizar el desfile, tuvo lugar el acto institucional, se «vendieron» amapolas para obtener fondos y se rindió honores a los militares británicos caídos en conflictos bélicos desde la Primera Guerra Mundial a la actualidad.