La Fundación Schlotter de Altea se ha salvado de morir en una disolución ordenada por el Ministerio de Cultura gracias a la firma de un convenio de colaboración con la Fundación Frax, ubicada en El Albir de L'Alfàs del Pi, mediante el que esta expondrá permanentemente el legado que el pintor alemán, fallecido el 8 de septiembre de 2014 en Altea, donó a esta villa el 6 de septiembre de 1995, cuando se constituyó su fundación.

Ayer se rubricó el convenio de colaboración entre ambas fundaciones en el Ayuntamiento de Altea por parte del alcalde de la ciudad y presidente de la Fundación Schlotter, Jaume Llinares; el presidente de la Fundación Frax, Matías Pérez Such; y la hija del artista, Sybille Schorlemmer, en su calidad de presidenta honorífica de la fundación alteana.

Mediante este convenio, los patronatos de ambas fundaciones han acordado que en la Frax se expondrán permanentemente los fondos artísticos y bibliográficos que integran la Schlotter, para lo cual la primera «se compromete a exponer la obra con carácter semestral, quedando el resto de la colección depositada en su sede, con las máximas garantías de seguridad y protección», según consta en el documento. Asimismo, el convenio incide en que se trata «de un préstamo con carácter provisional a la Fundación Frax», y que su objeto es «colaborar en la exposición de la obra de que dispone la Fundación Eberhard Schlotter de Altea, tanto la correspondiente a obra gráfica y pictórica así como a la colección de bibliografía, catálogos y demás artículos de su propiedad».

En otro capítulo del documento, se afirma que en estos momentos «la Fundación Eberhard Schlotter no dispone de capacidad económica para mantener el edificio de su sede abierto para poder mostrar con normalidad los fondos artísticos propios ni ajenos», y que la Fundación Frax «dispone en su sede de los mecanismos de control, seguridad y exhibición necesarios para que los fondos de la Fundación Schlotter puedan ser expuestos con todas las garantías de calidad y protección exigibles».

El legado del pintor

Schlotter conoció Altea en el verano de 1954 durante un viaje turístico por España, y aquí decidió quedarse a vivir. Como agradecimiento a su pueblo de adopción, el 6 septiembre de 1995 le donó un legado constituido por 1.045 obras suyas entre óleos, acuarelas, dibujos, grabados, carpetas de grabado y libros de autor.

El Ayuntamiento de Altea y otros organismos crearon la Fundación Schlotter para preservar dichas obras además de organizar exposiciones y conferencias sobre el autor alemán y otros artistas como Miró, Picasso, Dalí o Sartorius. Ayer, el alcalde de Altea reconoció que la sede de la Fundación Schlotter «no reúne las condiciones idóneas para exponer toda su obra» y afirmó que el espacio expositivo de la Fundación Frax «permitirá darle la visibilidad que se merece».