Tendrá que pasar mucho tiempo para volver a revivir en el puerto de Benidorm las escenas de aquel 13 de octubre de 2014, hace hoy justamente dos años, cuando fondeó en la bahía el crucero MS Amadea, de la compañía alemana Phoenix Reisen, cargado con 530 turistas. Quizás nunca más se repitan. La Fundación de Turismo Visit Benidorm y el Ayuntamiento han tirado la toalla en su intento por volver a captar nuevas escalas de cruceros en la ciudad, tras numerosos contactos, reuniones y presentaciones con distintas compañías. Así lo confirmó la gerente de este ente de promoción público-privada, Leire Bilbao, quien reconoció que, pese a haber dedicado muchos esfuerzos a este tema y ofrecer facilidades para la llegada de más buques, no se ha logrado captar el interés de las navieras.
El escaso atractivo despertado por la ciudad de cara a albergar nuevas escalas contrasta con lo que está ocurriendo en otros puntos de la provincia. En Torrevieja, el pasado sábado desembarcaron 600 cruceristas alemanes para pasar siete horas en la ciudad, que llegaron a bordo del segundo buque que fondea en su litoral en apenas un año. El domingo, otros 700 pasajeros hicieron lo propio en el puerto de Alicante, después de que la compañía Pullmantur haya elegido la capital provincial como puerto base de una de sus rutas por el Mediterráneo. Entre los meses de octubre y noviembre esta naviera realizará seis travesías con salida desde Alicante, donde está previsto que embarquen alrededor de unos 4.000 viajeros. Y el puerto todavía tiene mayor previsión de crecimiento de cara a 2017.
Contactos en vano
En el lado contrario, Benidorm se ha quedado en dique seco en lo que al mercado de cruceros se refiere. Y ello, a pesar de que todas las previsiones municipales hace tan sólo dos años apuntaban a que a lo largo de este 2016 se convertiría en puerto de escala de distintas navieras.
Tras recibir al primer y último buque turístico que hasta ahora ha fondeado frente a la isla, la empresa Pérez y Cía, la mercantil que propició la llegada del MS Amadea, y la entonces concejal de Turismo, Gema Amor, avanzaron el interés de varias compañías británicas por la ciudad y, también, del destacamento de cruceros de la compañía National Geographic. Entonces, se preparó un amplio dosier para llevar a la World Travel Market de Londres, con el objetivo de contar de primera mano a las compañías los encantos de Benidorm y las facilidades que iba a poner el Consistorio si optaban por traer hasta aquí alguno de sus barcos. Entre ellos, la posibilidad de utilizar las barcas que hacen el trayecto a la isla para desembarcar en el puerto a los cruceristas, distintas rutas para visitar el municipio o el no cobrar ningún canon por los atraques.
«Se hizo mucho trabajo, contactamos con muchas compañías para que vinieran más barcos, pero al final las gestiones no han dado frutos», explicó Leire Bilbao. La gerente de la Fundación de Turismo indicó que programar una escala u otra depende de las propias compañías y que, finalmente, las contactadas optaron por otros lugares que tienen grandes puertos, como Cartagena, Valencia o la propia Alicante, en detrimento de Benidorm.
Dudas sobre su rentabilidad
La apuesta por los cruceros, no obstante, tampoco nunca convenció demasiado a los empresarios locales, principalmente los hoteleros, al considerar que los turistas que llegaran a Benidorm por mar no generarían ningún impacto en los hoteles, la gran industria de la ciudad. Igualmente, la primera prueba con el Amadea tampoco fue demasiado provechosa para comercios y restauración, por lo que, a juicio de la Fundación, «la rentabilidad para el destino acaba siendo mínima».
En cualquier caso, desde este órgano de promoción señalaron que, a partir de ahora, el próximo objetivo es conseguir generar excursiones para que Benidorm sea destino final de los viajeros que desembarquen en puertos cercanos, principalmente el de Alicante.
