Ayer fue necesaria una batalla de casi una hora con un amplio despliegue de arcabucería por las calles del casco antiguo para que al final los cristianos reconquistaran el castillo de Altea, que el pasado sábado había sido tomado por los moros en las fiestas del municipio. La población le dedicó el día de ayer a su patrón, San Blas. Durante la misa en su honor, y en el momento en que se levantaba el Cuerpo de Cristo, las calles del casco antiguo comenzaron a llenarse de soldados moros y cristianos en la batalla por la conquista del castillo a cargo de las fuerzas de la Cruz. En el templo estaban los cargos cristianos, y el rey José María Sellés, de Els Maseros, le dio la orden a su embajadora Mari Paqui Rostoll para que comandara al ejercito cristiano y que parlamentara previamente con el rey moro de Els Malvins, Toni Domènech. En la plaza de la iglesia se estaban enfrentando las tropas de ambos bandos hasta que Rostoll pidió una tregua para parlamentar. La embajadora de la Cruz intentó convencer al rey moro para que abandonase la fortaleza en son de paz, pues detrás de ella esperaban sus soldados prestos al asalto. El musulmán afirmó que «¡si guerra vas buscando, rabiosa, la tendrás!», a lo que la embajadora cristiana se encomendó a San Blas y, gritó: «¡en la guerra, por nuestro Cristo, saldrá victoriosa nuestra Altea!», comenzaba la reconquista con la siguiente expulsión y derrota de los moros.