Un sábado caluroso, el penúltimo de la temporada alta en la Marina Baixa. La Cala de la Vila Joiosa está atestada de bañistas y vecinos, éstos últimos optan por acercarse al mercadillo. En una de las playas más concurridas de la comarca hay una imagen que no puede pasar desapercibida, más para aquellos turistas que se acercan por primera vez a esta zona de aguas cristalinas: el gran esqueleto de hormigón del que estaba llamado a ser el hotel más grande de Europa.
La parcela de 103.000 metros cuadrados en primera línea está ocupada desde hace 13 años por las obras del bautizado primero como Atrium Beach y, posteriormente en 2011, como La Vila Resort. Los vecinos conocen la historia pero piden «por favor que lo acaben». La construcción, como ha publicado este periódico en numerosas ocasiones, se paralizó en 2003 después de que sendos accidentes laborales costaran la vida a tres trabajadores y destaparan un secreto a voces: la promotora del coloso hotelero, Hotel Luna SA -filial de la cadena Magic Costa Blanca- había superado la edificabilidad permitida por la licencia de obras.
Tras múltiples pleitos judiciales, la Generalitat estimó en 55.0000 los metros que se habían construido de más. O dicho de otra forma, la licencia establecía un permiso para 11 plantas y se construyeron 22.
Entre los años 2006 y 2007, la mercantil propietaria del Atrium derribó por orden judicial unos 15.000 metros y resarció al Ayuntamiento de La Vila con 1,5 millones de euros y 40.000 metros de suelo para dotaciones en un plan anexo.
«No hay novedades». Esta fue la respuesta del Ayuntamiento de La Vila Joiosa sobre la situación del Atrium Beach esta misma semana. Hace poco más de un año, el anterior equipo de gobierno popular del municipio obligó a la empresa a renovar la licencia de obra. Como también se recordará, a finales de enero de 2015, el Tribunal Supremo ratificó la multa de 3,8 millones por la infracción urbanística antes mencionada.
El presidente de la cadena Magic Costa Blanca, Francisco García, afirmó en cambio que los trabajos en el Atrium Beach «no paran» y que la mercantil espera en breve «imprimirle más ritmo al proyecto». García fijó en dos años y medio el periodo en que la actuación esté finalizada y añadió que actualmente se está buscando «compañeros de viaje para poder impulsarlas». Rechazó que en ningún caso se abandone el proyecto y avanzó que actualmente se trabaja también en lograr la licencia de actividad.
Petición
A la petición de los vecinos se sumaba también la de los comerciantes de la zona y del mercadillo. «¿Sabes cuándo se acabarán las obras? Lo tienen que hacer de una vez, llevamos mucho tiempo esperando y esto generaría trabajo...», comentaban ayer por la mañana dos jóvenes vendedoras mientras enseñaban sus bolsos a las clientas que asentían con la cabeza mientras observaban el gran coloso de hormigón, situado a pocos metros de distancia.
La sorpresa se la llevan los turistas que se acercan por primera vez a La Cala. «Cuando reservas, esto no te lo muestran en las fotos, nos lo hemos encontrado al llegar», relata una familia procedente de Barcelona, cargando con las sillas y la sombrilla poco antes de dirigirse a la playa. Están alojados el edificio de apartamentos vacacionales que se encuentra detrás del esqueleto del Atrium. Certifican que la mole de cemento les estropea las vistas, aunque lo dicen con una sonrisa de resignación y lamentan que las obras dejen a media este proyecto.
Las dimensiones del Atrium no sólo impactan. El proyecto pensado para este complejo hotelero llegó albergar la construcción de lagos artificiales con canales navegables, un palacio de hielo, zonas deportivas, una treintena de bares y restaurantes, un centro médico y hasta un museo de la cerveza. Una iniciativa que 13 años después se encuentra en stand by y para la que los vecinos y visitantes de este envidiable enclave turístico reclaman solución.
