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La Vila

La historia sumergida

Un grupo de estudiantes alemanes bucean en los alrededores del pecio Bou Ferrer

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Salvan nuevos restos del pecio Bou Ferrer de La Vila

Son las 9 de la mañana, La Vila se encuentra en la semana más esperada, la de sus de Moros y Cristianos. Sin embargo, la actividad festera desparece en el puerto, donde un grupo de estudiantes de la Philipps Universität de Marburg, de Alemania, se preparan para sumergirse poco después a más de 20 metros de profundidad y conocer o intentar desvelar los secretos que esconde el pecio Bou Ferrer, hundido en el siglo I d.C.

A primeras horas y con el calor apretando, estos arqueólogos submarinos ultiman sus equipos de buceo para realizar inmersiones de 20 minutos separados en dos grupos, es lo que permite la barrera de seguridad. A tan sólo mil metros de la costa, en un recorrido de unos quince minutos, una boya indica el destino: el pecio se encuentra allí, a unos metros bajo el mar.

«Algo grave tuvo que pasarle a esta nave para que se hundiera a tan sólo mil metros de la costa y además sabemos que estaba fuera de su ruta habitual», explican los miembros del Proyecto Bou Ferrer, Carlos de Juan -codirector, profesor de la Universidad de Alicante (UA) y profesor invitado a la Universidad de Marburg- y José Antonio Moya, periodista y profesor asociado al Departamento de Comunicación de la UA.

El pecio Bou Ferer era una gran nave mercante romana de unos 30 metros de eslora y alrededor de 230 toneladas de porte. El principal cargamento de este gran velero eran unas 2.500 ánforas que en su interior conservaban una salsa de pescado a base de boquerón, caballa y jurel. Al parecer, esta nave se desvió de su ruta habitual, que unía Cádiz y Roma. Aún se desconoce cuál fue exactamente el problema que sufrió para hundirse tan cerca de la costa. «El hecho de encontrar las anclas dentro o fuera de la nave nos permitirá saber si el naufragio se debió a un gran temporal o si fueron otros los motivos que provocaron el hundimiento», explicaba Moya a la espera de que el primer grupo acabaran los dibujos que sobre la excavación realizaban esta semana.

El profesor Carlos de Juan, que también es experto en arqueología naval, fue invitado cuatro meses a la Universidad de Marburg. «Decidimos impulsar este curso porque estos estudiantes se especializan en historia antigua pero no tienen la posibilidad en su país de conocer un yacimiento como el que tenemos aquí en La Vila», explicaba sobre el barco, tras la primera inmersión con los alumnos. La Universidad de Marburg es la única universidad alemana con un programa anual de arqueología náutica, que se inscribe dentro de las enseñanzas de arqueología clásica y que organiza el director de la institución, Winfried Held. De hecho, a través de cursos como este La Vila se consolida como principal foco de formación de nuevos profesionales de la arqueología subacuática en la Comunidad Valenciana.

Una vez completadas las dos inmersiones, la pequeña embarcación volvía a la costa sobre el mediodía. La formación de los estudiantes se completó a lo largo de la semana con sesiones sobre cerámica romana y gestión de piezas arqueológicas subacuáticas en las instalaciones de Vilamuseu, que forma parte también de esta iniciativa.

En la tarde del jueves y tras el multitudinario Desembarco de los Moros en la ciudad, los alumnos pudieron experimentar uno de los momentos más esperados: el traslado de las ánforas a la superficie. Un total de ocho fueron las que se transportaron desde el yacimiento, cuidadosamente colocadas en una jaula, hasta el puerto para, posteriormente, ser depositadas en las instalaciones del museo donde se las tratará. «Vacías llegan a pesar hasta 35 kilos y cubiertas con el lodo que se encuentra bajo el mar alcanzan unos 70», detallaban los profesores. El contenido de estas ánforas permite conocer más sobre el Bou Ferer. Al parecer, esta salsa, una especie de condimento, era utilizada sólo por los nobles. Estos detalles, así como la utilidad de los lingotes de plomo que iban a bordo de la nave, son los misterios que encierra el pecio y que los arqueólogos intentan descifrar.

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