Un año más, La Vila se sumerge en la historia y recrea un pasaje que marcó el devenir de la localidad. Tras los imponentes desfiles Moro y Cristiano, es el turno de los actos más importantes de las fiestas.

La playa del Centro fue el escenario ayer del Alijo. Decenas de Piratas Corsarios y Contrabandistas, en su huida de los Marinos y otras compañías del bando de la cruz, llegaron por la tarde a las costas vileras para desembarcar el botín a contrabando. Tras la trifulca y ante la atenta mirada de cientos de festeros, tal como manda la historia, los contrabandistas se ofrecen al Rey cristiano para luchar contra al enemigo, que acerca cada vez a las tierras de La Vila. A pesar de las iniciales reticencias del gobernador del Castillo, los cristianos, dentro y fuera de la Ley, unen sus fuerzas para expulsar a los moros. Pero no será suficiente. En el desierto, las tropas beduinas se muestran ante el Sultán y le rinden pleitesía. La presentación de tropas moras a su Rey y la Embajada Beduina, que tuvo lugar más tarde, sirvieron así como el preludio para el acto más esperado que La Vila viviría horas más tarde: El Desembarco.

Cientos de festeros, vecinos y turistas disfrutan esta semana de las celebraciones patronales en honor a Santa Marta, que se están desarrollando con total normalidad y que tendrán lugar hasta el próximo lunes.