Un homenaje a los valientes defensores de La Vila. La compañía Voluntarios y el Rey de los de la cruz, Nicolás Santamaría Soriano, quisieron ayer que los miles de vecinos y festeros reunidos para celebrar la Entrada Cristiana volvieran al pasado y recordaran la gran hazaña que expulsó de las costas del municipio a los miserables enemigos.

Un boato soberbio pero impactante protagonizó la tercera jornada de fiestas de Moros y Cristianos de La Vila. La defensa que aquellos soldados voluntarios, llegados de diferentes rincones de la villa, llevaron a cabo en 1538 se escenificó ante los expectantes espectadores.

Antes, las diez compañías exhibieron su buen hacer festero en una Entrada Cristiana algo más lenta de lo habitual. Tras la excelente tamborrada del grupo de percusión del Centro Ocupacional Les Telaies, la numerosa compañía Pescadores abrió el desfile con un impresionante despliegue que permitió a los asistentes «adentrarse» en el mar a través de los olores e imágenes que componían a su paso por la calle Colón, la avenida País Valencià y la plaza de la Generalitat.

Los Catalanes tampoco se quedaron atrás. La exhibición de dos pequeños jinetes dejó con la boca abierta a más de uno en las gradas situadas al final de la Entrada. El Capitán lució un extraordinario traje dorado y estuvo acompañado por una impresionante escolta. La compañía Artillería Cristiana demostró su saber hacer y las filaes estuvieron intercaladas con arcos y cañones. Seguidamente fue el turno de los Contrabandistas. La alegría en cada uno de sus miembros era evidente. Su paso rápido y las melodías de «Campanera» y «Solera Fester» hicieron tararear al público.

La picardía y gracia llegó de la mano de la compañía Piratas Corsarios que a ritmo de tambores y hasta con pequeños malabares de fuego irrumpieron hacia casi la mitad del desfile. Los tradicionales trajes blancos y negros y la solemnidad de sus pasos marcó la llegada de la compañía Destralers, que marco el sendero a la numerosa Labradores. Esta última compañía presentó todo tipo de escenas costumbristas y trajo a los espectadores hasta cabezudos acompañados de la dolçaina i el tabalet. Las danzas también protagonizaron la participación de los Llauradors.

La seriedad y la fuerza llegó de la mano de la compañía Almogavers, cuyo capitán apareció en una carroza repleta de armaduras. Los Marinos tampoco dejaron indiferentes a los vecinos y turistas en la Vila. Tras una impactante filà con las caras cubiertas por máscaras, su capitán vigiló las tropas desde un impresionante barco. Finalmente y previa aparición del Rey, el capitán de la compañía los Cazadores decidió desfilar a caballo ante el aplauso de los festeros.

La Entrada protagonizó el tercer día de fiestas, mientras que hoy tendrán lugar las Embajadas Contrabandista y Beduina y, en la madrugada, llegará el momento más esperado: el Desembarco.