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En plena sequía

Polop mantiene en pie 300 casas en suelo rústico que se abastecen de agua de riego

Arrendatarios de algunas de las viviendas irregulares se quejan de los cortes en el suministro

Polop mantiene en pie 300 casas en suelo rústico que se abastecen de agua de riego

Alquilar una casa para pasar un verano idílico en la huerta alicantina y que la experiencia se acabe convirtiendo en una pesadilla por la falta de suministro de agua. Eso es lo que le ha sucedido a más de un arrendatario de alguna de las 300 casas que Polop mantiene en pie a pesar de que se levantaron de forma irregular en terrenos calificados como rústicos terrenos rústicos y que, por tanto, se abastecen de agua de riego en plena sequía.

Pero para llegar a comprender toda esta rocambolesca situación hay que remontarse veinte años atrás. En la etapa previa al boom del ladrillo muchos comenzaron a ver el filón de la construcción y se lanzaron a levantar casas sin tener en cuenta las consecuencias en un futuro no muy lejano. Y de aquellos barros estos lodos. El término municipal de Polop fue escenario de diferentes irregularidades urbanísticas que, ahora, empiezan a tener efecto directos sobre la población.

Enclavado en el corazón de la Marina Baixa, Polop linda con municipios como La Nucía, Benidorm o Callosa d'en Sarrià. Una ubicación que lo convirtió hace dos décadas en un término muy jugoso en materia inmobiliaria. El precio por construir una vivienda en la citada localidad no era, ni de lejos, comparable a las cifras que ya planeaban en otras zonas. Además, la poca distancia que le separa de Altea o Benidorm terminó por endulzar el caramelo.

Así las cosas, muchos propietarios de terrenos destinados exclusivamente a explotación agraria de Polop se lanzaron a construir casas de campo o, por contra, a vender este suelo a los múltiples interesados en los mismos. Levantar una vivienda en zona rústica no era gratis. De hecho, la sanción rondaba el millón y medio de las antiguas pesetas, como recordaron a este diario algunas de las personas que fueron testigos directo de estas irregularidades urbanísticas. Sin embargo, como señalaron estas mismas fuentes, para muchos era preferible abonar esa cantidad «extra» por construir en un suelo fuera de ordenación que adquirir un terreno urbanizable en un momento en el que los precios subían como la espuma.

Y así comenzó un proceso de construcción que salpicó de pequeñas casas de campo al terreno rústico de Polop. Unas viviendas que, por cierto, al estar fuera de ordenación urbanística carecían de agua potable al estar enclavadas en una zona de regadío. Pero a sus dueños no les importó.

Ahora, veinte años después, la intensa sequía que sufre la provincia ha llevado a los propios regantes a cerrar el grifo para controlar el riego. Una decisión comprensible ante la falta de precipitaciones pero que a los inquilinos de algunas de las casas les ha pillado totalmente por sorpresa.

Es el caso de aquellos que alquilaron una de estas viviendas sin conocer la historia que entierran sus cimientos. Desde hace un mes, los cortes de agua son cada vez más frecuentes y los arrendatarios no pueden más. «Esto es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Nos sentimos ciudadanos de tercera», lamentó María quien ha llegado a estar cinco días sin suministro durante la primera semana de este mes. «Me dicen que el agua que utilizó es para riego, pero yo no entiendo nada», relató. Una víctima más de la especulación de los años dorados del ladrillo.

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